UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
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Lunes 27 de marzo de 2017
· La Universidad Iberoamericana cuenta con su propio huerto urbano de cultivo biointensivo
La naturación de las azoteas a través de la implementación de huertos urbanos ayuda a cuidar el medio ambiente, afirmó el Arq. Juan Casillas Pintor, académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Aunque la función principal de los huertos urbanos es producir alimento, éstos también tienen un impacto socio ambiental positivo, porque al naturar una azotea se recibe menor incidencia solar y se reduce la cantidad de bióxido de carbono en la atmósfera al producir oxígeno por medio de la fotosíntesis de las plantas.
Por estas ventajas para el cuidado del medio ambiente, “se están dando políticas públicas muy importantes con relación a los huertos urbanos. De hecho, en Francia es obligatorio naturar las azoteas, ya sea con huertos urbanos o con algún tipo de vegetación”.
Sobre la producción de alimentos, Casillas dijo que se han establecido iniciativas en varios países del mundo para recuperar, en donde sea factible, la agricultura “como un ejercicio de implementación urbana”. Mas como no hay tierra para cultivar en las ciudades “se cultiva en las azoteas, que es donde se recibe la luz, el calor, la humedad, la lluvia”.
En este sentido, como parte de su compromiso con el cuidado del medio ambiente y por el gran potencial para naturar sus azoteas, la IBERO, a través de su Departamento de Arquitectura, construyó un primer modelo de huerto urbano, “para demostrar el potencial de la agricultura urbana como una herramienta de cambio socio ambiental”.
“El propósito principal es tener un espacio educativo y demostrativo de agricultura urbana”, con el fin de atender una de las principales necesidades de la humanidad, la alimentación; por medio de la producción de alimentos orgánicos.
Huerto IBERO
El diseño del Huerto IBERO se hizo en el “Taller Vertical: Proyectos de Impacto Regenerativo”, impartido por el Arq. Juan Casillas y la Mtra. Jesica Amescua, cuyos alumnos diseñaron y construyeron con materiales residuales y reciclados siete contenedores con las características necesarias para cultivar.
“Para esto nos dio asesoría el equipo de Cultiva Ciudad, un grupo de jóvenes exalumnas de la IBERO, Karina Schwartzman y Gabriela Vargas, que tienen un huerto demostrativo en Tlatelolco. Las invitamos para que nos dieran la capacitación tanto para las necesidades del contenedor como un taller de cultivo”.
El Huerto IBERO es un cultivo biointensivo, es decir, que se caracteriza por sembrar y cosechar la máxima diversidad de especias en el menor espacio posible. En apenas 20 metros cuadrados (de la azotea del edificio S) se cultivan productos orgánicos y carentes de químicos, ya que se nutren con abonos naturales.
En una primera etapa en este huerto se cultivaron fresas, maracuyá, betabel, cebolla, ajo, menta, hierbabuena, perejil, cilantro, albahaca, arúgula, apio, lechuga, girasoles, flores medicinales, entre otras cosas.
En una segunda etapa, el Huerto IBERO fue visitado por la Coordinadora del Programa de Medio Ambiente y algunas académicas de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos, cuyas alumnas realizaron varios cultivos para la materia Elaboración de menús. “Lo que hicieron fue cultivar algunas especies que van a cosechar al final del semestre y con eso van a preparar diferentes menús”, explicó Casillas.
Tal ha sido el interés despertado por el huerto entre la Comunidad IBERO que el Departamento de Física y Matemáticas quiere realizar ahí experimentos con unos deshidratadores para verduras que está diseñando; el Programa de Medio Ambiente quiere hacer visitas guiadas para que más gente lo conozca; y con el Centro Ernesto Meneses (centro comunitario de desarrollo social ubicado en el Pueblo de Santa Fe) se quiere tener un intercambio de experiencias y de semillas.
“Queremos demostrar que para cultivar alimentos se necesita muy poco dinero, esfuerzo y habilidades. Simplemente se necesita compromiso, atención y cuidado de las plantas. Eso es algo que queremos demostrar; que cualquiera puede sembrar”.
El arquitecto precisó que en el Huerto IBERO puede participar toda la comunidad universitaria, o sea, estudiantes, profesores y empleados; quienes podrán aprender que “sin necesidad de tener un jardín o un terreno es posible cultivar en un espacio muy pequeño, sea una caja o un huacal, donde es posible producir una cantidad importante de los alimentos que se consumen día a día en la casa”.
Empero, sí destacó la participación del alumnado, “que los estudiantes aprendan a cultivar es fundamental, porque los pone en contacto con la naturaleza y con una actividad primordial de la humanidad. Pero al mismo tiempo les abre las perspectivas de su quehacer profesional, por lo menos a los arquitectos y nutriólogos”.
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Texto: PEDRO RENDÓN/ICM
Foto: Alberto Hernández
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