Por Karla Navarro
Ensenada, Baja California. (Agencia Informativa Conacyt).- Disponer de datos confiables que se conviertan en materia prima para conocer los fenómenos que ocurren en las zonas costeras de todo el país, es una necesidad no solo para los científicos dedicados a estudiar el océano, sino también para sectores productivos como el pesquero y turístico.
Esta necesidad se agudiza en el contexto del cambio climático, por lo que integrantes de la Red Océano, Clima y Cambio Global, red temática del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), promueven la implementación de un programa nacional de monitoreo costero.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Norma Patricia Muñoz Sevilla, investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y responsable técnico de la red, apuntó que la zona costera es la más vulnerada a causa del desarrollo urbano, lo que hace más urgente llevar a cabo el monitoreo.
La propuesta consiste en instalar observatorios de monitoreo costero a lo largo de las costas mexicanas y alimentar con sus datos una plataforma pública en línea que permita a los usuarios consultar variables —como temperatura y acidez— con una periodicidad determinada.
“Entras y ves temperaturas del Pacífico, del golfo de México, diarias, mensuales, promedios, variaciones del viento, radiación solar, lo que quieras de la costa”, expuso la responsable técnico de la red.
Aunque se consideran diferencias metodológicas para el monitoreo en las diferentes costas del país, la Red Océano, Clima y Cambio Global propone establecer variables en común que se adapten a las diversas vocaciones.
La doctora Muñoz Sevilla mencionó que aunque ya hay esfuerzos en distintos puntos del país para realizar el monitoreo, la implementación de un plan nacional posicionará a México como un país de primer nivel en cuanto a la disponibilidad de datos.
“Sé que eso cuesta mucho trabajo, tiempo, esfuerzo, pero no es imposible, tenemos los mecanismos, los técnicos, los científicos, los equipos que pueden hacer eso”.
Observatorios de monitoreo costero
Los científicos de la Red Océano, Clima y Cambio Global afirman que el programa nacional de monitoreo costero dará un servicio a actividades económicas como la pesca y el turismo, además de contribuir con sus datos en la elaboración de programas de desarrollo urbano.
El doctor Rubén Lara Lara, especialista del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), afirmó en entrevista que el país cuenta con el recurso humano capacitado para operar el programa de monitoreo, pero falta infraestructura física para implementarlo.
“La parte clave es la infraestructura física, hay que invertir en sensores, boyas”, comentó.
Desde 2006, los investigadores disponen en Ensenada de un observatorio de monitoreo costero, posteriormente se instaló uno en Cabo Pulmo, Baja California Sur, y actualmente hay dos en el golfo de México para los estudios del Consorcio de Investigación del Golfo de México (Cigom).
El doctor Lara indicó que los observatorios pueden instalarse en la costa, en aguas oceánicas, en lagunas costeras o estuarios y generan datos con una alta frecuencia, necesarios para estudiar la variabilidad de la zona costera.
“Además de monitorear variables que tienen que ver con el ciclo de carbono y la acidificación, estos observatorios de monitoreo costero tienen la ventaja de que pueden monitorear a alta frecuencia, porque son sensores que ya están ahí, no tenemos que estar tomando datos desde un barco”.
Estimó que para el programa nacional de monitoreo costero será necesario contar con observatorios por lo menos en Ensenada, Bahía Magdalena, Cabo Pulmo, Topolobampo, Colima y en la región del golfo de Tehuantepec.
“Yo pensaría que unos 10 que estuvieran funcionando nos darían información muy relevante, porque cubriríamos de las aguas templadas hasta subtropical y tropical como en el Caribe mexicano, eso nos daría muy buena información si estuvieran simultáneamente”.
Gracias a que comercialmente ya están disponibles sensores para monitorear una amplia diversidad de variables, los observatorios pueden equiparse para la cantidad y tipo de variables que se pretenda observar.
Acidificación del océano
Los esfuerzos actuales por monitorear lo que pasa en las costas mexicanas, aunque individuales, se aglutinan de acuerdo a las diferentes regiones del país: norte, centro y sur, regiones donde se cuenta con la presencia de instituciones con la capacidad de colaborar.
IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), explicó que hay un interés particular por monitorear las variables relacionadas con la acidificación del océano y vincularlo a las pesquerías.
El doctor Martín Hernández Ayón, especialista en oceanografía química del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (“La propuesta en esa parte de la acidificación incluye ese nicho que tiene que ver con la acuacultura, con los cambios en las pesquerías, son elementos muy tangibles”.
Expuso que estudiar el fenómeno de acidificación del océano implica medir de forma apropiada al menos dos de las cuatro variables que describen el sistema del dióxido de carbono: pH, carbono inorgánico disuelto, presión parcial del CO2 y alcalinidad.
Además de la acidificación, la anoxia oceánica (disminución de los niveles de oxígeno), el nivel del mar, la contaminación por aguas urbanas y plásticos, así como sus efectos en las pesquerías y el turismo, están considerados como temáticas dentro del proyecto del programa nacional de monitoreo costero.
“Capacitar a la gente para que esté dentro de los controles de calidad de esas mediciones, para entonces tener elementos robustos para decir ‘está bajando, hay un efecto’ y unirlo a la parte biológica”, comentó el investigador del IIO.
Las costas, un reto ambiental
Para el doctor Rubén Lara, una de las ventajas del programa será la creación de productos científicos para usuarios que los demandan: pesca, acuacultura, turismo.
“Es un proyecto que nos permitirá generar conocimiento, ciencia básica, pero necesitamos el puente porque el usuario está diciendo ‘¿qué tengo que hacer, qué decido?, ¿ya no podré cultivar ostiones ni mejillones?’”.
Tanto la responsable de la Red Océano, Clima y Cambio Global como los investigadores integrantes consultados, coincidieron en que las zonas costeras presentan los mayores retos ambientales y por ello se debe dar una respuesta científica al mismo nivel, que genere series largas de datos para la continuidad de estudios y la toma de decisiones.
“Necesitamos sumar la voluntad de todos los usuarios del país, de la costa, de la zona oceánica. La única manera en que podemos construir un gran esfuerzo para poner al frente de las principales inquietudes del gobierno de México el tema oceánico, es a través de la colaboración, la suma de esfuerzos y de la apuesta en la mesa, de todos los expertos que tienen algo que decir”, concluyó la doctora Norma Patricia Muñoz.