Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Para ser aceptado como miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), se necesitan años de trabajo de investigación y mantenerse constantemente a la vanguardia en la actividad científica. Por ello, el nombramiento que recibirá, a sus 38 años, José Antonio Rodríguez Ávila, doctor en química analítica y profesor investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), no es cosa trivial.
José Rodríguez decidió su vocación como químico desde pequeño, lo que él traduce como: “quise estudiar química desde siempre”.
Interesado por conocer qué era lo que sucedía en el primer laboratorio que conoció, su casa, pedía respuestas a por qué su mamá ponía la manzana para hacer ensalada en Navidad en un recipiente con agua y limón, o por qué se ponía oscura si no lo hacía.
“Evidentemente, de pequeño te dan unas razones muy bonitas, que distan mucho de la verdad”, comenta con humor, pero recalca que siempre tuvo la inquietud de saber por qué sucedían las cosas.
Al haber elegido la química desde pequeño, la decisión verdaderamente difícil llegó cuando terminó la preparatoria, momento en el que tuvo que decidir entre estudiar química o ingeniería química.
“Por obra del Espíritu Santo caí en la licenciatura en química, cosa de la que estoy infinitamente agradecido, pues resultó que era lo que yo quería. La química sí se encarga de estudiar lo que a mí me interesaba y lo estudiaba al nivel que yo quería”.
Ya en la licenciatura se encuentra inmerso en una ciencia tan amplia que sus ramas podían conducirlo por una gran variedad de caminos que se alejaban entre sí. Él se decidió por el área de la química analítica, que se encarga de analizar la composición de la materia y se dedica a buscar metodologías para cuantificar los componentes de las cosas.
Al terminar su licenciatura, gana la beca Jóvenes Talentos para estudiar un doctorado en Valladolid, España. Este apoyo contempla la ayuda del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para su manutención y la de la UAEH para el pago de la colegiatura del posgrado.
Durante su doctorado se dedica a la determinación de especies de arsénico en agua y al análisis de vino mediante cromatografía. También durante su estancia en el país europeo le surge la oportunidad de realizar un máster de manejo de laboratorio, el cual culmina con éxito.
Choque cultural
José A. Rodríguez seleccionó el doctorado en química analítica aplicada en Valladolid, pues quería trabajar con un grupo de investigación que tuviera experiencia en la quimiometría, una disciplina que se encarga de la aplicación de la estadística en el tratamiento de datos provenientes de la química.
El joven investigador cuenta que sintió gran entusiasmo por la oportunidad que tendría para acercarse a esa área, pero también cuenta que el choque cultural al llegar a otro país fue grande.
“En la época en la que me fui, el Internet apenas iba empezando y la comunicación más fluida que existía entonces era el correo electrónico. No existían las facilidades de ahora, las páginas especializadas para buscar rentas y hospedaje. Me tocó hacerlo a la ‘antigüita’ y escribirle al investigador que sería mi director —y yo todavía no conocía—. Él fue quien me ayudó a conseguir alojamiento en una residencia de la universidad. Y aunque solo fue por el primer mes, pues esas residencias son muy caras, fue suficiente para ponerme a buscar algo más”.
Al estar en España, José A. Rodríguez se dio cuenta de que la calidez que se vive en México no existe en todas las partes del mundo. Y cuenta que al contrario de su país natal, en donde a los extranjeros se les invita a conocer el hogar y a comer con la familia de los oriundos, en la región donde llegó es común que ni siquiera los saluden.
“Al lugar donde llegué la gente es un poco fría, pero es una cuestión de adaptación, ahora puedo decir que tengo muy buenos amigos allí, pero claro, después de una relación de muchos años”, comenta.
Las ventajas de la Unión Europea
A José A. Rodríguez le tocó la época de la entrada de la Unión Europea, y esta dilución de las fronteras en el continente le permitió trabajar con los reactivos que necesitaba a una velocidad que no sería posible en México debido a los procedimientos aduaneros.
“La velocidad a la que podías trabajar allá era infinitamente mayor, lo que aquí te puede tardar en llegar un mes o incluso dos, allá lo tenías en una semana a pesar de que tuviera que cruzar toda Europa. Además mi proyecto tenía un presupuesto muy grande. Lo que yo necesitara lo pedía y lo tenía de inmediato en el laboratorio. Era maravilloso, podías hacer todo lo que quisieras, ¡claro!, siempre y cuando estuviera justificado”, detalla el investigador.
En cuanto al aspecto académico, el joven no sufrió grandes dificultades durante las asignaturas y nunca sintió que su nivel fuera menor al de sus compañeros. Incluso comenta que sus habilidades en el laboratorio eran muy superiores a las de los otros estudiantes.
“Por ejemplo, cuando llegué ya sabía montar mucho del equipo de laboratorio, o hacer experimentos solo, lo cual les llamaba bastante la atención. Reconozco que aquí tenemos mucha habilidad práctica y además tenemos ingenio, no se nos cierran las puertas si no tenemos algún equipo. Decimos: ‘pásame un masking tape y un clip y ahorita te lo soluciono’”, bromea José Rodríguez.
Regreso a México
Al terminar su doctorado, José A. Rodríguez recibió dos ofrecimientos: seguir un posdoctorado en Valladolid y regresar a trabajar a México, en la UAEH, institución donde estudió su licenciatura.
Decidió regresar a Pachuca, en donde se encontraba toda su familia, mediante el programa de repatriación del Conacyt, y comenzó a trabajar en la universidad en el año 2006, en donde ahora es profesor investigador de tiempo completo.
Al volver se dedicó a determinar residuos de fármacos en diferentes muestras. Lo primero fue buscar metodologías para determinar residuos de antiinflamatorios en aguas residuales y después se abocó al análisis de antibióticos en muestras de alimentos.
El SNI III más joven de la universidad
El próximo enero de 2017, a la edad de 38 años, José A. Rodríguez se incorporará al nivel III del Sistema Nacional de Investigadores y será el segundo investigador en la UAEH que alcanza este nivel.
José A. Rodríguez comenta con humor que transitó por la vía rápida dentro del SNI, vía que “solo” le tomó 10 años de mantenerse a la vanguardia en la investigación en química analítica.
El joven investigador solicitó su ingreso por primera vez en el año 2006 y fue aceptado en el 2007 como candidato. El periodo de candidato tiene una duración de tres años, tras del cual entregó de nuevo sus papeles para ser promovido a SNI I, nivel donde se debe permanecer por otros tres años. Terminando dicho lapso solicita su aceptación en el nivel II al cual es promocionado.
Por fin, después de cuatro años como SNI II tiene la libertad de solicitar su incorporación al nivel III, al cual es aceptado con ingreso en enero de 2017, en donde espera mantenerse a pesar del gran esfuerzo que esto implica.
“Particularmente no me lo creo, porque tengo menos de 40 años y la gente suele alcanzar el nivel III de investigación a edades mayores”.
Ser parte del SNI conlleva tres retos principales. El primero es publicar en revistas de calidad con un ritmo muy fuerte. Después está la formación de recursos humanos, de estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado, con un alto nivel académico, que les permita posteriormente ingresar al SNI y mantenerse. Por último, y como reto personal, está la docencia, mediante la cual se puede hacer una gran contribución social, opina José A. Rodríguez.
Investigadores jóvenes
José A. Rodríguez considera que es de gran importancia que los jóvenes se sumen a la comunidad de investigación mexicana. Esto traerá nuevas formas de trabajar e ideas frescas a la actividad científica, además de permitir la continuidad en los trabajos académicos.
“Las plantas académicas y docentes van envejeciendo y es necesario que a pesar de que gente muy importante se jubile, el trabajo que por tanto tiempo se ha realizado y tantos recursos ha costado mantenga su curso”.
Hidalgo, una entidad que incursiona en la investigación
“La investigación en el estado de Hidalgo tiene un gran reto por delante, no solo por ser la tercera entidad más pobre del país, sino porque su incursión en la investigación es muy reciente; su primer centro de investigación nació hace aproximadamente 20 años. Esto nos obliga a trabajar arduamente para alcanzar y mantener el nivel científico que queremos”, opina José A. Rodríguez.
Y afirma sentirse muy orgulloso de ser egresado de la universidad de aquí de Hidalgo. “Eso para mí significa mucho pues, normalmente, cuando una va a solicitar trabajo a otras regiones, lo primero que te dicen es que no provienes de las universidades grandes del país. Entonces tú tienes que demostrar que, efectivamente, no vienes de las grandes universidades del país, pero que tienes los mismos conocimientos y que eres capaz de alcanzar lo mismo que alcanzan ellos”, concluye el investigador.
AUTOR: Amapola Nava
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT