AUTOR: Jasnneth Aldecoa
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Culiacán, Sinaloa. (Agencia Informativa Conacyt).- El talento científico de jóvenes sinaloenses ha destacado por su compromiso en el cuidado del medio ambiente. Tan solo en los últimos dos años, los proyectos científicos de estudiantes de la entidad conquistaron premios y reconocimientos en concursos celebrados en México, Argentina, Canadá, Brasil, Estados Unidos, Rusia y Turquía.
La Agencia Informativa Conacyt ofrece un recuento de la destacada trayectoria de los futuros científicos sinaloenses, del grupo de Apoyo a Sobresalientes en el Estado de Sinaloa (ASES) del Centro de Ciencias de Sinaloa (CCS).
En 2014, jóvenes estudiantes de la ciudad de Los Mochis, Sinaloa, representaron a la entidad en congresos y exposiciones de ciencias en México, Nueva York y Rusia. Jessica Fabiola Rosas Campos y María José Castro Espinoza, estudiantes que integran el Grupo ASES Los Mochis, participaron, junto ante jóvenes de 54 países en la Genius Olympiad, realizada en Nueva York con su proyecto Degradación de PET a base de microorganismos.
“Demostramos que es posible acelerar el proceso de degradación del plástico en cinco años, en vez de esperar cuatro siglos para su desintegración normal”, comentó Jessica. El proyecto logró mención honorífica, y a dos años de distancia continúan perfeccionando el producto.
Para la estudiante de segundo grado de preparatoria, Cinthia Nahomi Solís Angulo, es importante trascender con resultados para beneficio de la sociedad.
En octubre de 2015, la joven integrante del Grupo ASES, en Culiacán, obtuvo el primer lugar en la Feria Mostratec, la más grande de América Latina, misma que se llevó a cabo en Novo Hamburgo, en Brasil. Presentó su proyecto Elaboración de un plástico biodegradable a base de cáscaras de papa, como alternativa al uso de los plásticos convencionales, mismo que contó con la asesoría de los doctores Nydia Berrelleza y Rogelio Sosa Pérez.
“Había muchísimos proyectos más: desde tecnología, innovación, medio ambiente, química; había personas de todo el mundo y tuve la oportunidad de conocer otras culturas, a personas con proyecciones similares a las mías, buscando un mismo objetivo: mejorar en todo”, comentó.
Su proyecto utiliza un desecho para un producto que serviría para reducir el impacto ambiental de los plásticos convencionales. “Aproximadamente un gramo de estos plásticos, si lo tiras al suelo, cuando termina su vida útil en el suelo hay unos microorganismos que se llaman amilolíticos y ellos mismos lo degradan para que su tiempo como desecho sea mínimo y se reintegre otra vez al ambiente”, explicó.
El plástico, recordó, puede tardar miles de años en biodegradarse, mientras que cada gramo del plástico que muestra en su proyecto tarda solamente cinco días.
En septiembre próximo, Nahomi acudirá al Campamento Científico que se realizará en Argentina y que reúne a jóvenes científicos y a ganadores de otras ferias de ciencias.
“Fue muy bonito representar a México y poner en alto el nombre del país, contribuir a que la gente se dé cuenta de que en México también hay talento, y qué mejor que sea en una feria internacional”, dijo.
Ahora, Nahomi desea obtener una beca de estudios en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) para estudiar la licenciatura en medicina.
Fertilizante con desechos de caña de azúcar
En mayo pasado, los jóvenes César Landeros López y Sthefanny Guadalupe Gaspar Ochoa, de 21 y 20 años, respectivamente, ganaron el segundo lugar en la Olimpiada Internacional de Proyectos Científicos en Turquía con el proyecto ecológico Lombricachaza, alternativa orgánica para fertilización de suelo.
El trabajo es producto de cinco años de investigación, inicialmente de César Landeros, con asesoría del doctor Rogelio Sosa Pérez, y al que se sumarían posteriormente otros asesores.
El estudiante de la Facultad de Ciencias Químico Biológicas, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, dio a conocer que la idea surgió por el acercamiento que tiene con el ingenio azucarero de la sindicatura de Eldorado, donde trabaja su padre. Ahí conoció de cerca el proceso de elaboración de azúcar y desechos que resultarían en materia prima para la creación de fertilizante.
“La cachaza es un derivado del filtrado del jugo de la caña. Previo a que la caña sea molida, cuando viene del campo viene con todas las hojas y raíces; se muele con todo eso. Una vez que pasa un proceso de tratamiento de la caña, pasa a un proceso final, que es el filtrado, para la clasificación de la caña. Ahí se separa la cachaza, que son todos esos residuos, lo que queda se separa y se trata. Nosotros lo usamos como materia prima”, explicó.
Al contar con propiedades de un fertilizante orgánico, la cachaza puede ser aprovechada, consideró. “La cachaza era considerada un desecho de los ingenios. Ahora se ha demostrado que la cachaza es un subproducto más, como la melaza de la caña de azúcar, que se obtiene en el proceso de clarificación del jugo de la caña; uno de los últimos residuos que quedan de la sedimentación del jugo de la caña. Ya que pasan por esos procesos se pasteuriza la caña y se hace la cristalización del azúcar, pero ahí queda un residuo en forma de torta que trae muchos componentes, entre ellos nutrientes que ayudan a las propiedades físicas, químicas y microbiológicas del suelo”, argumentó.
Dentro de las propiedades físicas de la cachaza, señaló, se encuentra que ayuda a la permeabilidad, la retención de humedad, entre otras cosas. En cuanto a las propiedades microbiológicas, tenemos que aporta bacterias y hongos benéficos para la tierra, que ayudan al desdoblamiento de los nutrientes.
El proyecto evolucionó, ahora integra compostas con perfil nutrimental. “Creamos lo que llamamos ‘lombricachaza’, que es una composta de lombriz de la misma cachaza, de la cual se obtienen varios productos: los lixiviados, que se obtienen en el proceso de la producción de la composta, y la materia orgánica, ya procesada por la lombriz, que es lo que utilizamos en dos ámbitos diferentes”, dijo.
Degradación de contaminantes
Humberto Ramírez Leyva tiene 24 años de edad y un gran número de reconocimientos nacionales e internacionales por su estudio enfocado en el combate a la contaminación del agua.
Él desarrolló nanopartículas fotocatalíticas que utilizan la luz del sol para degradar contaminantes, capaz de absorber una gran cantidad de contaminantes. “Un gramo de estas nanopartículas es capaz de absorber contaminantes de un área de mil metros cuadrados. Con esas nanopartículas he participado en concursos y recibido distinciones en Canadá”, comentó.
Su proyecto busca limpiar el agua de una laguna costera o de un dren agrícola, mediante el desarrollo de tecnología que permita remover selectivamente contaminantes que provienen de agroquímicos en los cuerpos contaminados de agua en Sinaloa para poder utilizarlos nuevamente en la agricultura.
El estudiante de posgrado en energía y medio ambiente en la Universidad de Calgary, en Canadá, enfocada en el área de nanotecnología ambiental, representó a México en 2008 en la Semana Mundial del Agua, en Estocolmo, luego de haber obtenido el Premio Nacional Juvenil del Agua, convocado por el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), la Embajada de Suecia, la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Nacional del Agua (Conagua), entre otras instituciones.
Actualmente, Ramírez Leyva, quien se encuentra becado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para estudiar el posgrado en la Universidad de Calgary, en Canadá, se enfoca en la continuación del desarrollo de proyectos para el tratamiento de aguas contaminadas, tanto para derrame de petróleo como para contaminación por nutrientes (fertilizantes y agroquímicos).