Por Juan José Saldaña
En cuanto a la ciencia, ya en 1912, los científicos se habían manifestado para reclamar el fortalecimiento de la ciencia en el país y participación en tanto que científicos, en el cambio que el país necesitaba. A partir de 1915, participaron activamente en la consecución de las metas revolucionarias de reforma social y económica.
¿Fue la Revolución Mexicana la fuerza destructora, y los revolucionarios los nuevos bárbaros que algunas historias insisten en presentarnos sobre este episodio fundamental de la vida de México? ¿A qué condujo la reforma social revolucionaria en materia de conocimientos científicos y sus aplicaciones? Por no tratarse, obviamente, de cuestiones triviales, ya que se relacionan con el México surgido a partir de la década 1910-1920, es decir, con nuestro tiempo, hemos querido indagar el estado y las transformaciones que tuvo la ciencia en México hace 100 años.
La Revolución Mexicana se inició el 20 de noviembre de 1910, con el llamado de Francisco I. Madero para derrocar por las armas el largo gobierno de Porfirio Díaz y establecer un gobierno democrático. Ambos objetivos políticos se consiguieron con relativa rapidez, pues para mayo de 1911, Díaz renunció y tras un breve gobierno provisional Madero fue electo Presidente.
La revolución maderista, sin proponérselo, despertó también demandas de la sociedad para acabar con viejas estructuras sociales; sin embargo, con el derrocamiento del gobierno legítimo de Madero por el Cuartelazo de Victoriano Huerta, se reanimó la lucha armada en el país y no fue sino hasta el triunfo de la Revolución Constitucionalista, en 1914-1915, que pudo iniciarse l reforma social y económica por la que luchaba el pueblo de México.
En cuanto a la ciencia, ya en 1912, los científicos se habían manifestado para reclamar el fortalecimiento de la ciencia en el país y su participación en tanto que científicos, en el cambio que el país necesitaba. A partir de 1915, participaron activamente en la consecución de las metas revolucionarias de reforma social y económica.
Los artículos que hemos reunido especialmente para este número de Ciencia y Desarrollo refieren algunos aspectos de la ciencia que estaba vigente al terminar el Porfiriato en ámbitos como la medicina, los estudios naturalistas y los agronómicos; por otra parte, se abordan también los intentos que se hicieron para poner la ciencia a tono con los cambios políticos y sociales que el país empezaba a vivir en ámbitos como la actividad petrolera, la construcción de escuelas y el establecimiento de una política científica con un compromiso social.
Hace 100 años, se iniciaba un proceso de cambio revolucionario que afectó a todas las esferas de la vida social y que dio lugar al México moderno. Los artículos que integran la sección principal de este número nos muestran una nueva visión de lo que sucedió hace un siglo, al destacar que la ciencia y la tecnología fueron una parte actora del cambio a la vez que recibieron el influjo modernizador de la Revolución Mexicana.
Artículo tomado de:
Revista Ciencia y Desarrollo
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACYT
Editorial Mayo Junio 2012
Para saber más este tema, visita la página del CONACYT: