FUENTE: Mariano Castillo, [email protected], https://www.facebook.com/mariano.castillo.1232
Conocemos bien la vida de Charles Darwin, está bien documentada. Es uno de los científicos más icónicos en el mundo de la ciencia, su aportación “El Origen de las Especies” -cuyo nombre completo de la obra es: El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida- revolucionó nuestra manera de vernos como humanos, no sólo en el ámbito biológico sino ontológico.
Por otra parte, hubo un hombre con un destino muy similar pero que su vida permanece en la sombra de Darwin. Alfred Russell Wallace nació en Gales, UK; y como a la edad de 20 años, se apasionó tanto por la vida de los insectos que 5 años después e inspirado por los relatos de otros viajeros naturalistas de su época -Darwin entre ellos- decidió hacer sus propios viajes.
Charles Darwin hizo su viaje en el famoso barco The Beagle en 1831, abarcando múltiples regiones del sur de África, América y Asia. Fue en las islas Galápagos donde se convenció sobre la transformación de las especies debido a sus entornos.
Alfred Russell Wallace tuvo 2 viajes, el más importante fue el segundo al archipiélago malayo en 1854, donde se convenció de la realidad de la evolución en las especies.
Para 1858, Darwin llevaba la mitad de su libro cuando recibió una carta de Wallace donde venía un ensayo que explicaba la evolución por selección natural. Darwin quedó sorprendido, de lo que relata:
“Jamás vi coincidencia más impresionante; ¡Si Wallace tuviera mi borrador escrito en 1842, no habría podido realizar un resumen mejor!, algunas de sus expresiones son idénticas al título de algunos capítulos de mi libro”.
Ese mismo año, Darwin dio aviso entre sus colegas y otros científicos de la sorprendente semejanza, incluso elogiando a Wallace, se corrió la voz hasta que tomó el caso La sociedad Linneana de Londres, grupo científico dedicado al estudio y difusión de artículos. El 1 de julio de 1858 La Sociedad de Linneo reconoció a Darwin como el fundador de una de las teorías más importantes de la historia pero no excluyó a Wallace, también se le rindió honores como cofundador. Darwin publicó su obra magna “El Origen de las Especies” el 22 de noviembre de 1859.
La amistad y camaradería entre Darwin y Wallace nunca cesó ni tuvo disputas sobre los derechos de autor, tal vez Darwin tenía una ligera ventaja porque estaba bien relacionado en el ámbito científico y pertenecía a una élite, en cambio Wallace era visto como un aficionado, tenía un origen proletariado y sin formación universitaria. De acuerdo a las cartas enviadas entre Darwin y Wallace después de la audiencia, los 2 se agradecían mutuamente y correspondían que sus obras y entendimiento sobre el tema, no hubieran podido ser sin los manuscritos del otro. Los historiadores lo llaman: un pacto entre caballeros.
La historia de cómo Darwin y Wallace descubrieron el mecanismo de la evolución demuestra que, con frecuencia, la ciencia progresa con afortunados fogonazos de intuición y coincidencia.