La docencia es una especie de fuente de la juventud. Permite estar en contacto con los jóvenes, pero nos obliga a esforzarnos para entenderlos y tratar de establecer una comunicación e incentivarlos, afirmó Leonardo Lomelí Venegas, secretario General de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En el marco del foro “El fascinante reto de ser docente universitario”, académicos de la Universidad coincidieron en que un buen profesor debe ser humanista, responsable, respetuoso, empático, creativo, comprensivo, capaz, inclusivo, ético, activo, apasionado y dinámico, y saber escuchar, no sólo hablar.
Alfredo López Austin, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA); María Elena Trujillo Ortega, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ); Jesús Carlos Reza Trosino, de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA); Tomás Bautista Godínez, de la Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia (CUAED), y Anahí Toledo Cortés, de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), coincidieron al señalar que es privilegio y orgullo ser maestro en la UNAM.
En el evento, organizado por la Coordinación de Desarrollo Educativo e Innovación Curricular (CODEIC), Lomelí Vanegas dijo: “reflexionar sobre nuestro quehacer, los desafíos, motivación, la importancia de poseer el conocimiento y de saberlo transmitir, es una excelente forma de conmemorar el Día del Maestro”.
Acompañado de Melchor Sánchez Mendiola, titular de la CODEIC, el secretario general subrayó que el foro es una buena manera de festejar a los educadores: “Invita a reflexionar sobre el reto de ser docente en el nivel medio superior y superior, en una institución trascendente como la UNAM”.
En tanto, Sánchez Mendiola resaltó que la importancia de los maestros sigue vigente: “en muchos países, como México, hay un retorno a la centralidad del docente en la educación, como principal agente de cambio. La educación es, en esencia, un acto de amor, una especie de autoegoísmo, de transformar al otro transformándonos a nosotros mismos en el proceso”.
En el auditorio de la Unidad de Posgrado, López Austin, investigador emérito del IIA, dijo que la UNAM lo es todo para él. Su trayectoria inició aquí como estudiante de la carrera de Derecho, posteriormente cursó la licenciatura en Historia, “y sigo aquí, entonces, ¿qué puede significar ser docente en esta universidad? Aquí he vivido, la UNAM es mi casa, y no puedo pensarla fuera de mis dos hogares: donde está mi familia y donde trabajo”.
En el foro denominado “Diálogo entre profesores”, María Elena Trujillo, exdirectora de la FMVZ, consideró que formar a las nuevas generaciones de médicos veterinarios es un privilegio, pero también una responsabilidad y aliciente para procurar ser mejores universitarios y mejores académicos.
En tanto, Jesús Carlos Reza se dijo privilegiado por impartir cátedra en la UNAM, la más grande del país y Latinoamérica, y de la cual han egresado personajes distinguidos nacional e internacionalmente, como los premios nobel Octavio Paz, Alfonso García Robles y Mario Molina. Aquí, prosiguió, se genera más de la mitad de la investigación nacional, se atiende a 400 mil estudiantes y se imparten 127 licenciaturas.
Para Anahí Toledo Cortés ser profesora de la UNAM significa un reto, “porque amerita perfeccionar técnicas de enseñanza, ser ejemplo para los alumnos y considerar que ellos también representan a la institución. Es gratificante porque además nos apoya en la tarea de perfeccionar nuestra labor a través de cursos y diplomados”.
Finalmente, Tomás Bautista resaltó las bondades de ser académico: “para mí la Universidad ha sido generosa, es un espacio donde imprimimos fuerzas para impulsar las aptitudes que nos permitan construir la ciencia, el arte y la política, y cuando éstos cruzan por un punto de inflexión, podemos cambiar para emancipar el pensamiento. La docencia es un deber que no busca un fin, sino una necesidad de acción”.