Nunca se toma en cuenta el llamado efecto rebote, ni las posibles consecuencias y repercusiones, principalmente en el paciente con diabetes
Si bien las ‘dietas milagro’ buscan que el interesado pierda peso, pruebas obtenidas por especialistas en Nutrición señalan que en alto porcentaje el efecto es contrario, es decir, tras dejar el régimen alimenticio estricto recuperan, y muchas veces superan, los kilos anteriores.
Las ‘dietas milagro’ conllevan una pérdida de nutrientes y vitaminas esenciales para nuestro organismo; por ejemplo, la deficiencia de minerales puede producir alteración del gusto y el apetito, así como favorecer la osteoporosis o los trastornos en la coagulación sanguínea. Por su parte, el déficit vitamínico (B1, B2 y B3 principalmente) puede provocar irritabilidad y lesiones oculares, cutáneas y gastrointestinales, entre otras.
Por otra parte, los niveles de glucosa en sangre aumentan tras comer, y eso a su vez desencadena la producción de insulina, que ayuda a las células a tomar la glucosa y convertirla en energía. Sin embargo, cuando no hay alimento, los niveles de insulina y de glucosa aumentan mucho más. Así que para quienes viven con diabetes la decisión de descuidar la alimentación es de alto riesgo para su salud.
Al respecto, el endocrinólogo Armando Dávalos Ibáñez, ex presidente de la Asociación Mexicana para el Estudio de la Obesidad, puntualiza que las dietas milagrosas son muy restrictivas y desequilibradas, por lo que lejos de beneficiar perjudican la salud de personas desesperadas por deshacerse del sobrepeso, quienes al volver a la alimentación normal recuperan los kilos perdidos y pueden ganar más.
El especialista explica que el llamado efecto rebote se presenta debido a que al estar a dieta lo primero que se pierde son líquidos, de manera que al terminar el régimen, los tejidos tenderán a rehidratarse; además, el metabolismo (velocidad con la que el organismo transforma los alimentos en energía) llega a reducirse tanto que cualquier comida engorda y no hay forma de adelgazar.
Lo que sigue es que en muchos casos el afectado incurre en el efecto yoyo, es decir, como esa dieta milagrosa no funcionó buscan otra, la inician y al poco tiempo la abandonan, y así sucesivamente.
“Ninguno de estos regímenes es efectivo, pues sólo generan pérdida de peso que en poco tiempo se recupera. Por el contrario, el organismo al requerir nutrientes básicos suele ocasionar destrucción muscular en todo el cuerpo, así como diarrea intensa, deshidratación y desnutrición.
“Al someterse a regímenes tan restrictivos no sólo se pierde grasa, sino masa muscular y agua, lo que reduce la capacidad del organismo para quemar calorías. De hecho, está comprobado que los músculos bien desarrollados queman más calorías y, tras seguir dieta rigurosa reducen su tamaño y con ello se dificulta el consumo de energía”, refiere el doctor Dávalos Ibáñez.
A ello se suma que, al abandonar la dieta, la persona vuelve a comer como antes, incluso en mayor cantidad debido a las restricciones que sufrió. Además, el organismo no distingue entre régimen dietético de reducción y estado de carencia nutricional, por lo que tenderá a acumular mayor cantidad de reservas grasas para atender las situaciones de emergencia.
Entonces, ¿las dietas engordan?
En su intento por perder peso, mucha gente va desordenadamente de una dieta a otra, y en múltiples ocasiones suele abandonarlas. Lo anterior se debe a que los regímenes que recortan calorías drásticamente o que se basan en comidas precisas suelen funcionar a corto plazo; sin embargo, una vez que se alcanza la meta, el paciente carece de un plan nutricional para el resto de la vida, lo que trae a los kilos de regreso.
Asimismo, quienes logran bajar lo suficiente soportando el hambre en tiempo breve no incorporan verdaderos cambios de hábitos, no realizan el ejercicio físico necesario ni recurren con constancia a la comida realmente sana y que aporta menos calorías para mantener su nuevo peso en forma estable.
Si se tiene la intención de bajar de peso es fundamental acudir al médico endocrinólogo o nutriólogo, quien valorará si realmente es necesario que el paciente pierda kilos; de ser así creará en éste conciencia sobre la forma correcta de alimentarse y ejercitarse. En ciertos casos llega a considerarse adecuada la prescripción de fármacos de apoyo, los cuales deben ser prescritos por el médico.
“El régimen alimenticio ‘perfecto’ es extremadamente sencillo, pues sólo debe incluir 50 por ciento de carbohidratos (harina, arroz y legumbres), 30 por ciento de grasas (aceites, soya, aceitunas y germen de maíz) y 20 por ciento de proteínas (lácteos, carnes y huevo), los cuales deben ingerirse en cinco comidas: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena”, indica el doctor Dávalos Ibáñez. (Agencia ID)