Por: Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL)
Los doctores Alma Yolanda Arce y Adrián Rosas consiguieron la patente internacional sobre un nuevo método para la detección de la tuberculosis. Es un diseño que supera en sensibilidad y especificidad a las pruebas que hay actualmente en el mercado.
Luis Salazar
Entre sus alumnos y otros investigadores ya lo han bautizado como el método Arce-Rosas. Se trata de un diseño serológico que tiene más sensibilidad y especificidad en la detección de la tuberculosis que otros métodos actuales e incluso comerciales.
Este agosto, los investigadores Alma Yolanda Arce y Adrián Rosas, del Servicio de Inmunología de la UANL, les informaron que, luego de siete años de pre registro, finalmente obtuvieron la patente internacional de su investigación “Proceso para la detección de tuberculosis”.
La investigadora explicó que la tuberculosis es una enfermedad de efecto contagioso que se diagnostica clínicamente pero que se confirma con una prueba cutánea o con el cultivo de la bacteria en el laboratorio, esto puede tardar más de cuatro semanas.
Además, en ocasiones es muy difícil esperar tanto tiempo para iniciar el tratamiento del paciente, porque la tuberculosis se puede confundir con otras enfermedades infecciosas pulmonares que se tratan de forma diferente.
“Por eso al médico le urge un diagnóstico más rápido. Entonces al doctor Adrián y a mí se nos ocurrió diseñar una prueba serológica buscando la respuesta inmune del paciente a la infección, que es inmediata; empieza de los cinco a ocho días de haberse infectado. Para los treinta días ya está bien montada la respuesta inmune”.
Lo que ellos diseñaron es una prueba que consiste en el método de marcaje de anticuerpos con enzimas que se llama Elisa. Comenzaron por diseñar qué tipos de antígenos utilizarían.
“Tenemos una cepa de tuberculosis H37RB virulenta que se nos obsequió por el IPN y comprada por el laboratorio ATCC (American Type Culture Collection), es un centro donde revisan todos los agentes infecciosos y le ponen un número para confirmar que realmente se trata de una cepa determinada y se compra”.
En el laboratorio del Servicio de Inmunología, ellos cuentan con un sistema de cultivo a grandes cantidades. Tienen cultivos de entre 10 y 15 litros para que crezcan en un término de ocho semanas. Luego extraen la cepa ya cultivada y hacen todo un procedimiento de extracción de proteínas extracelulares para mantenerlas semipurificadas y utilizarlas como antígeno en una placa de Elisa para detectar la respuesta inmune del paciente.
Aunque los anticuerpos no van a resolver la infección, esas pruebas les sirven de parámetro para diagnósticos. Hay varias clases de anticuerpos, los primeros que se producen cuando está presente el estímulo son IGM, los que se producen después son IGG, que son de memoria inmunológica.
Entonces los doctores encontraron que esas pruebas nos son muy útiles porque sólo detectan un tipo de anticuerpos como los IGG o anticuerpos totales. Y ellos como inmunólogos sabían que el anticuerpo IGM es muy importante, porque está presente cuando inicia la infección.
“Cuando ya se cura el paciente, la IGM desaparece y la IGG permanece como memoria inmunológica. La Elisa que diseñamos fue para detectar anticuerpos de IGM y de IGG. Una prueba de IGM positiva y de IGG negativa me indica una infección inicial, reciente. Una prueba IGM positiva e IGG positiva: infección; y una prueba IGM negativa e IGG positiva muy alta puede ser memoria inmunológica o infección ya tardía que ha sido tratada”, explicó.
Entonces la diferencia de su método con los que actualmente existen es que la de los investigadores abarca incluso estadías de la infección. Es una prueba con la mayor sensibilidad hasta ahorita obtenida de todas las pruebas serológicas que hay para la detección de tuberculosis.
“¿Por qué nuestra prueba decimos que es mejor sobre las otras pruebas comerciales que se venden en México y Estados Unidos? porque su sensibilidad es muy baja, del 50 o 40 por ciento, es decir, sólo 4 de cada 10 pacientes saldrán positivos. Nosotros tenemos una sensibilidad de 87 por ciento, quiere decir que ocho de cada diez pacientes van a dar positivo. Incrementamos la sensibilidad y la especificidad de la prueba”.
“Y no decimos que es lo máximo. Nos falta hacer una prueba, lo ideal es llegar al cien por ciento, tanto en sensibilidad como en especificidad. Esa segunda prueba la empezó a diseñar el doctor Adrián Rosas; será otro método distinto, posiblemente mucho más sensible y específico, pero un poco más costoso”, concluyó.