Ciudad de México.(Agencia Informativa Conacyt).- Cada vez es más común observar en las calles del Valle de México, anuncios en los que vecinos organizados advierten a ladrones que no intenten despojarlos de sus bienes, de lo contrario serán linchados; vialidades cercadas en las que únicamente se permite el tránsito local, o bien conjuntos residenciales resguardados por policías públicos o privados.
Estas imágenes que describen el miedo imperante producto de la violencia en diversas zonas de la Ciudad de México y su Área Metropolitana, motivó a investigadores a indagar sobre las causas y los efectos de este fenómeno desde las perspectivas institucional, sociocultural y territorial.
El proyecto Privatización de la seguridad pública en el Valle de México. Retos políticos, socioculturales y territoriales es coordinado por las doctoras Claudia Zamorano Villarreal y Guénola Capron, investigadoras del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Azcapotzalco, respectivamente; y financiado con recursos de la convocatoria de Investigación Científica Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El propósito de este trabajo —que involucra a investigadores de instituciones de México, Francia, Estados Unidos y Argentina— es identificar los retos que implica la privatización de la seguridad pública, un fenómeno que se observa no solo en ciudades mexicanas sino también alrededor del mundo.
La doctora Claudia Zamorano Villarreal dice a la Agencia Informativa Conacyt que se considera privatización de la seguridad pública, las acciones que emprende la sociedad civil para garantizar la seguridad que el Estado no le otorga tanto a su persona como a los bienes que posee. Y aunque se trata de un concepto ambiguo al involucrar cuestiones del imaginario, del miedo y de la violencia real, se traduce en diversas acciones como la organización vecinal para el cierre de la calle donde habitan o la contratación de seguridad privada en comercios y domicilios, entre otras.
Dimensiones
La investigadora, que tiene como líneas de estudio la antropología urbana, estudios de vivienda, familia y espacio urbano, explica que en la dimensión institucional analizan cómo se vuelven borrosas las fronteras entre lo público y lo privado.
“Tenemos agencias de cámaras de videovigilancia que están poniendo en toda la ciudad, en donde (…) los espacios donde están las pantallas son privados y el Estado les concesiona ese servicio, entones ahí esta borrándose cada vez más la frontera entre lo público y lo privado”, dice.
Refiere que también se puede analizar el mantenimiento del monopolio legítimo de la violencia que le corresponde al Estado, para conocer qué pasa a partir de que la garantía de seguridad pública es cedida a ciertos privados.
En entrevista, apunta que se ha observado un crecimiento de la cultura del miedo y desconfianza que hace más difícil la sociabilidad entre los ciudadanos, un aspecto que analizan desde la dimensión sociocultural, porque “estamos viendo que hay una serie de estigmas sobre ciertos agentes que son —como diría la doctora Rossana Reguillo Cruz— las figuras del miedo; entonces pretendemos estudiar la relación con los jóvenes, mujeres u hombres, porque se cambia toda la sociabilidad a partir de la cultura del miedo”, dice.
No obstante, señala, el estudio observa los efectos del miedo más allá de la sociabilidad, por ejemplo lo relacionado a la movilidad en grupos de personas de la tercera edad o las mujeres en su derecho a existir en el espacio público y en el que intervienen cuestiones de seguridad.
Mientras que en la dimensión territorial destacan cuestiones de fragmentación socioespacial, tal es el caso del cierre de calles y la instalación de estrictos sistemas de seguridad en oficinas y algunos espacios públicos.
“Hablamos de la fragmentación socioespacial al momento en que se cierran las vías de acceso a centros habitacionales decidiendo quién va a poder pasar, porque a partir de ahí se crean nuevas fronteras entre mi espacio, el entorno cercano y los de afuera, fragmentando la ciudad”, indica.
En esta dimensión destaca la llamada “geografía del miedo”, que consiste en la clasificación de los espacios que las personas consideran seguros o inseguros, y a partir de los cuales deciden transitarlos o no.
“Mucho de lo que estamos viendo y que hemos visto es el papel del miedo en la fragmentación de la ciudad y eso sería un hilo para entender mejor la función del miedo y la inseguridad en la construcción de las ciudades y la ciudadanía”, asevera.
Visión etnográfica
Este trabajo de investigación se desarrolla con metodología cualitativa, particularmente la etnografía, pues permite entender los conceptos que —a decir de la doctora Claudia Zamorano Villarreal— son cajas negras, como la seguridad.
“Generalmente los trabajos sobre seguridad se hacen desde el punto de vista cuantitativo, con herramientas que no permiten entrar a cuestiones que tienen que ver con la sociabilidad, con el miedo, con las emociones o con las diferencias entre géneros. Nos apoyamos de datos cuantitativos que son muy útiles, pero tratamos de acercar la lente”, detalla.
Doctora por la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales, de París, indica que a partir de esta metodología pretenden que “la ciudad nos hable” para que sea la gente la que explique por qué levantó una barda o instaló una reja, para analizar finamente los procesos sociales.
Sin embargo, también hace uso de herramientas cuantitativas, como estadísticas y censos, además de sistemas de información geográfica, apoyados por el doctor Salomón González, quien trabaja sistemas de información geográfica en la UAM, unidad Cuajimalpa.
Grupo de investigación
En 2012, las doctoras Zamorano y Capron empezaron este proyecto y a lo largo de estos años se han sumado investigadores de varias instituciones, a tal grado que ha crecido al contar con la participación de Nelson Arteaga, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso); Arturo Alvarado, de El Colegio de México; Julianne Borro, del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); e investigadores del extranjero como Luis Aspetia (Francia), Graciela Tedesco, de la Universidad Nacional de Córdova, en Argentina, y Shannon Matisse, del Allegheny College en Pensilvania; además de estudiantes de posgrado y licenciatura.
“Contamos con la colaboración de Luis Ortega, un estudiante que estudia la seguridad en el transporte público en Ecatepec, enfocado en cuestiones de movilidad y miedo”, dice y anuncia que próximamente abrirán una convocatoria para la integración de un posdoctorante y cuatro estudiantes de licenciatura a fin de que colaboren en el proyecto para trabajar puntos focalizados y sistematizados con el propósito de tener la comparación más clara.