FUENTE: Mtro. Luis Fernando Rodríguez Almaraz, Abogado Corporativo y Comercial, Especializado en Propiedad Intelectual, Maestro en Derecho Corporativo, Profesor en Derecho Internacional, Doctorante en Derecho, [email protected]
Existe una divergencia clara y repetitiva entre la teoría de la propiedad intelectual y su práctica comercial, siendo una de las áreas donde resulta más notoria dicha relación en la protección de marcas comerciales. Haciendo notar que no me refiero únicamente al registro, sino a su protección una vez en el comercio y contra la imitación lo cual la mayoría de las personas no considera sean titulares o gestores de registro de marca ajenos a su apartado legal, contencioso y contractual. Siendo que UN solo registro NO protege todas las áreas de desarrollo de una empresa, esto resulta obvio en un conflicto donde se determina que poseer una marca para producto no le otorga la facultad de sancionar o considerar como propios servicios como puntos de ventas, elaboración entre otros.
Esto no quiere decir que ese único registro sea irrelevante, la forma más simple de entenderlo es situarlo como un cerrojo o candado que protege la entrada de un hogar o negocio, puede ser resistente e irrompible pero no protege tus ventanas, ni tu puerta trasera, ni ninguna otras de las opciones de ingreso a tu patrimonio; es decir tiene una función delimitada mientras que, para tu seguridad necesitas ventanas, cerrojos y protecciones adicionales que en su conjunto protegerán el patrimonio.
De forma habitual, existe una creencia entre las personas de que se protege la imagen comercial de su negocio con un sólo trámite de registro de marca. Esto resulta en una interpretación INCOMPLETA que en varias ocasiones conlleva a situaciones peligrosas para las marcas, dado que por un lado incluso la clase solicitada no es la correcta (se registra producto cuando es solo tienda o producto cuando solo distribuye) como se manejan con la creencia sin sustento alguno de que dicho único registro de marca cubre todas sus actividades comerciales.
Pongamos por ejemplo a grandes marcas internacionales que han sufrido todo tipo de intentos de imitación en las décadas y siglos de su existencia, y cuya protección se expande por todas las clases de productos como servicios con un valor agregado por cada clase internacional cubierta. ¿Por qué tantos registros?, es simple, les otorga un control total de su imagen, su marca, su slogan entre otras evitando una imitación indirecta por terceros.
Una marca joven y su titular pequeño empresario o empresa difícilmente pueden cubrir este alto grado de protección y valor agregado, pero omiten siquiera considerar ampliar poco a poco sus registros o como se denomina “blindaje” por la errónea percepción de que su ÚNICO registro protege todas sus áreas; ERROR que, desafortunadamente es obvio al momento de un conflicto o de la piratería por terceros al verse incapaces de defender su marca que representa su esfuerzo y protección.
Una marca protegida en diversos rubros en comparación a un solo registro es equiparable a la protección que se recibe por un escudo necesario pero pequeño a diferencia de una armadura de blindaje que cubre cada área. Este conocimiento y su importancia sólo son claros y obvios tras la experiencia de conflicto como problemas contractuales, sea de licencias, franquicias, distribución o ventas.
Por esto la propiedad intelectual en México sufre dado que existe esta falta de información grave que evita una cultura de la PREVENCIÓN, y que comparativamente el registro amplio de una marca de forma preventivo tiene un costo varias decenas de veces menor que los juicios contenciosos necesarios para lograr el mismo efecto tras iniciado cualquier conflicto.
En pocas palabras, al registrar nuestra marca o cualquier elemento intelectual debe realizarse una consideración y planeación concreta de su realidad como expectativas, en qué mercado se desarrolla, qué actividades realiza como qué proyectos futuros existen; en esencia, a lo ideal es prevenir cualquier inconveniente y planear estrategias para proteger de forma completa sus marcas como bienes intelectuales.