Por: Redacción Mi Patente
El sector turístico debe sumarse a la gestión marcaria, pues el realizar sistemáticamente promoción turística de un lugar es, de hecho, construir una marca de destino.
Ubicado en Chiapas, a cinco kilómetros de la capital, el Cañón del Sumidero es uno de los lugares más espectaculares de América. Este orificio de gran profundidad tiene un acantilado de más de mil metros sobre el cauce del río Grijalva; además de sus impresionantes dimensiones guarda una inigualable riqueza biológica en su zona fluvial, montañosa, selvática y boscosa, que a todo turista le agradaría conocer.
Este destino no sólo es un lugar que guarda bellezas naturales únicas: ha sido testigo de toda la historia de nuestro País, ya que la naturaleza tardó más de 36 millones de años en labrar esta imponente formación de roca.
Además de ser una belleza natural, este sitio se ha convertido por su popularidad en una marca. Sin embargo, a la fecha no hay un solo registro marcario en la clase 41, para estar protegido como “Parque Ecológico Turístico con Actividades De Esparcimiento, Deportivas, Culturales y Educativas”, situación que da la posibilidad a otras personas para registrar la denominación “Cañón del Sumidero” y aplicarla a distintos productos o servicios.
Un ejemplo es que dicha denominación puede ser registrada para un restaurante, para un hotel, servicios de transporte, para publicidad; productos como el café, artesanías, souvenirs, bolígrafos, campamentos de vacaciones, servicios de spa, artículos de vestir, entre muchas más opciones que pueden protegerse en sus respectivas clases y que le da mucho más valor a la marca.
Después de analizar la base de datos del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), podemos inferir que no se le ha dado el aprovechamiento adecuado a la denominación “Cañón del Sumidero”, ya que no cuenta con los registros marcarios que debería tener para proteger los servicios o productos que actualmente brinda: un lugar con tal importancia y trascendencia debe aprovechase al máximo.
Este no es un caso aislado. Muchos destinos turísticos no protegen su marca adecuadamente: como ejemplos están Tequesquitengo, Tequisquiapan, Xochimilco, Chichen-Itzá, Selva Lacandona, La Marquesa, Nevado de Toluca, Palenque Zona Arqueológica, Valle de Bravo, entre otros.
En estricto sentido el sector turístico debe sumarse a la gestión marcaria, pues el realizar sistemáticamente promoción turística de un lugar es, de hecho, construir una marca de destino.
Es importante hacer énfasis en que las marcas se han convertido en la clave de la riqueza corporativa. Es por tanto vital para los empresarios entender, cuantificar y pronosticar el poder de su marca en un entorno global. Se debe entender que el significado de una marca puede traducirse en ganancias futuras, además de que una marca exitosa proyecta liderazgo.
En suma, la mayoría de ciudades o regiones no saben explotar su esencia y rentabilizarla a nivel de marca; lo bueno es que unas cuantas sí han sabido aprovechar este beneficio y han adquirido una dimensión simbólica que a la larga se traduce en un provecho económico notable, con mayor reconocimiento y percepción, especialmente por el público internacional.