Por Joel Cosío
La Paz, Baja California Sur. (Agencia Informativa Conacyt).- La Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad del Gobierno de Baja California Sur, en colaboración con la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA, por sus siglas en inglés), promueve investigación y desarrollo tecnológico para la implementación de módulos de plástico rellenos de valvas, es decir, conchas, de moluscos bivalvos, que funcionan como arrecifes artificiales que fomentan el desarrollo de la vida marina.
La tecnología denominada Shellnurse, con patente en Japón, tiene múltiples beneficios: disminución de presión sobre arrecifes naturales, generación de espacios para nueva vida submarina, beneficios económicos a la población local por medio de ecoturismo y disminución de pesca ilegal, dificultando el uso de redes de arrastre. La principal característica es que permite generar las condiciones idóneas para el desarrollo de las especies marinas de interés comercial que requieran los interesados.
Sin embargo, para la óptima aplicación de esta tecnología es necesario investigación científica que proporcione conocimiento sobre las condiciones naturales marinas del sitio y el comportamiento de las especies que desean favorecer.
Primera fase experimental
La Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), la asociación Noroeste Sustentable, A.C. (NOS) y cooperativas pesqueras de la región apoyan en la fase experimental, con monitoreo y análisis de módulos de prueba instalados en la bahía de La Paz.
El maestro en ciencias Marco Antonio Medina López, profesor e investigador del Departamento de Ciencias Marinas y Costeras de la UABCS, destacó que la primera etapa experimental del proyecto finalizó con resultados positivos.
Esta consistió en la instalación de cuatro módulos de plástico, con dimensiones de 52 centímetros de largo, 31.2 de ancho y 32.4 de alto, rellenos de valvas de almeja catarina (Argopecten ventricosus) en dos sitios de la bahía de La Paz: San Juan de la Costa y Calerita.
Estos lugares tienen condiciones diferentes entre sí. Aunque los dos poseen sedimentos semirrocosos en el fondo marino, el sustrato del primero es más arenoso y en la zona existen menores corrientes marinas, mientras que el segundo es más rocoso y con mayores corrientes marinas.
El objetivo era cuantificar e identificar los organismos que ahí se encontraron después de un periodo de cuatro meses de inmersión.
“Específicamente lo que hice fue la identificación y cuantificación de la fauna asociada a los módulos de conchas, que funcionaron perfectamente para el desarrollo de una gran cantidad de organismos invertebrados”, afirmó Medina López, que también es especialista en taxonomía de invertebrados bentónicos.
El experimento se realizó en dos temporadas del año para comparar la variación de la estructura poblacional de los organismos en diferentes climas.
En la temporada de invierno, en la que se extrajeron dos de los cuatro módulos, uno de cada sitio, y en la temporada de otoño, en la que se extrajeron los dos módulos restantes.
La cantidad y tipo de organismos no varió significativamente en los diferentes climas del año.
“Los resultados fueron el conteo de mil 770 valvas; 980 en Calerita y 790 en San Juan de la Costa. Se encontraron cuatro mil 80 organismos en total; dos mil 234 en Calerita y mil 846 en San Juan de la Costa, y 10 diferentes grupos de invertebrados, vertebrados y algas, de los que dominaron los crustáceos. También encontramos moluscos de importancia comercial y peces pequeños, que pueden dinamizar la cadena trófica. No hubo mucha diferencia entre los organismos que se desarrollaron en invierno y otoño”, detalló Medina López.
La segunda etapa consiste en la instalación de módulos de mayor tamaño, de aproximadamente cinco metros de largo, por tres de ancho y tres de alto, con la finalidad de analizar a detalle todo el proceso que ocurre en el hábitat artificial.
Una alternativa socioeconómica para las comunidades costeras
El subdirector de Sustentabilidad del gobierno del estado de Baja California Sur, Rodrigo Andrés de los Ríos Luna, comentó que el proyecto surgió al plantear la problemática de basureros de concha de moluscos bivalvos en comunidades pesqueras y posibles soluciones para la eliminación o reutilización de los desechos de la pesquería, con funcionarios de JICA, en 2014.
“En la Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad hemos tenido varias discusiones sobre si este proyecto tiene una orientación pesquera o de sustentabilidad, porque incluso este tipo de tecnología se considera artes de pesca. Sin embargo, esta colaboración con JICA es acorde con los objetivos que perseguimos en esta administración, que es fomentar el desarrollo económico y sustentable”, mencionó De los Ríos Luna.
El golfo de California tiene la característica de poseer más áreas de sedimento arenoso que rocoso. La mayoría de las especies de interés comercial habita en zonas rocosas.
Los investigadores están estudiando las condiciones estructurales de los módulos, que favorezcan la agregación y desarrollo de langosta, pulpo y pargo, especies de alto valor comercial en la región.
“Esto, porque la característica tecnológica de los módulos de conchas es que dependiendo de la estructura de los mismos, varían las especies que pueden crecer en esos espacios. De esta forma, podemos fomentar la pesquería de especies comerciales muy específicas”, detalló De los Ríos Luna.
El director ejecutivo de la asociación Noroeste Sustentable, Alejandro Robles González, mencionó que han sido intermediarios en el proceso de gestión y socialización del proyecto, ayudando a involucrar a Semarnat, Conapesca e Inapesca, así como a cooperativas pesqueras del estado, en los objetivos acordes con la sustentabilidad y conservación.
“Los pescadores están preocupados porque nuestros mares están siendo cada vez menos productivos, varias pesquerías que hoy están cerradas eran la base de la pesca en el estado, como la almeja catarina, el callo de hacha, entre otras. Entonces, esperan que estas estructuras les ayuden a volver a restaurar sus hábitats marinos”, señaló Robles González.
Los pescadores se sumaron a la investigación, encargándose del monitoreo de los módulos de concha mediante buceos para tomar fotos y reportar el desarrollo de estos.
“Es importante mencionar que no solo se trata de poner una estructura, sino que se debe de promover una cultura que va a definir si la tecnología va a ser bien usada o no. En NOS estamos convencidos que es un proyecto que vale la pena probar. Está por verse todavía el uso final de los módulos, que puede ser un semillero, o utilizarlos para buceo con un enfoque turístico o para pesca comercial o deportiva. La definición del uso será determinado por la zona, el mercado que exista e inclusive el interés de cada cooperativa”, afirmó Robles González.
NOS se integra al proyecto en 2017, como responsable de logística y gestión local para la empresa japonesa Ocean Construction, que es la responsable de implementar la tecnología Shellnurse.
“Este proyecto puede favorecer el desarrollo económico de los pescadores, porque en un sitio en donde no había peces, podemos desarrollar las especies que son de nuestro interés. Sin embargo, tenemos que asegurarnos que las especies no llegan de otras zonas, sino que crezcan, se alimenten y reproduzcan en los módulos artificiales”, finalizó Medina López.
Los involucrados en el proyecto concluyeron que los módulos artificiales de concha son una alternativa con un potencial impacto en las pesquerías y el ambiente marino del golfo de California, muy importante, porque aumentaría directamente la cantidad de especies de interés comercial; sin embargo, debe realizarse una serie de monitoreos y estudios paralelos para garantizar un impacto positivo sobre las pesquerías.