Por Génesis Gatica Porcayo
Ciudad de México. 15 de agosto de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- La prevalencia anual en México por intoxicación a causa de picaduras de alacrán circunda los 300 mil casos, de los cuales el estado de Jalisco encabeza la lista de entidades con mayor número, donde se contaron alrededor de 50 mil afectados tan solo en 2016.
Tales cifras convierten el alacranismo en un importante problema de salud pública que, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los casos presentados cada año en el país requieren de un esfuerzo y gran inversión de parte del sistema de salud.
La máxima casa de estudios, a través del Instituto de Biotecnología (IBt), ha llevado a cabo investigaciones que profundizan en las propiedades del veneno de los alacranes con el objetivo de crear nuevas fuentes de tratamiento contra los piquetes de este arácnido, así como diferentes enfermedades.
Algunos de sus avances han sido el descubrimiento de péptidos y proteínas en el mismo veneno del alacrán que cumplen con funciones antibióticas, por lo tanto, la importante acción farmacológica que esto representa podría constituir una nueva generación de antibióticos.
Esta y otras patentes ya otorgadas están actualmente licenciadas a una empresa mexicana, Laboratorios Silanes, SA de CV, con el objetivo de que la idea sea explotada comercialmente y haya suficiente producción y venta de medicamentos con los péptidos.
Dichas investigaciones han sido merecedoras del otorgamiento de tres de las seis patentes que se dieron al IBt en 2016. En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, los doctores Lourival Domingos Possani Postay y Gerardo Corzo Burguete, autores de esta serie de investigaciones, explicaron la importancia de este reconocimiento y el futuro de dichos proyectos.
La siguiente generación de antibióticos
Lourival Possani, quien es investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), mencionó que cuentan con varias patentes relacionadas con los componentes del veneno de alacrán.
“Lo que se hizo fue reproducir las toxinas del veneno de alacrán usando tecnología de ADN recombinante, es decir, por medio de ingeniería genética aquí en el laboratorio”.
A través de la expresión de proteínas muy parecidas a la toxina real del alacrán, pudieron reproducir antivenenos que reconocen y protegen contra el veneno de alacrán.
“Con esto se pueden crear nuevos fármacos que protegen contra la picadura”, comentó Lourival Possani.
De acuerdo con el especialista, solo utilizan algunos componentes del veneno, los cuales son pocos y relevantes para la salud humana, con los que han direccionado sus esfuerzos de investigación.
En México, existe una Norma Oficial Mexicana para la vigilancia, prevención y control de la intoxicación por picadura de alacrán, donde se establecen todos aquellos procedimientos formales y funcionales, además de sustentarse en los principios científicos y tecnológicos vigentes y enfatizarse en los factores de riesgo y las acciones que en su momento será necesario mejorar. |
Al estudiar íntegramente el veneno de alacranes, se encontraron péptidos que tienen función de antibiótico, estos no son tóxicos pues el alacrán los utiliza para defenderse de bacterias y microorganismos que son característicos de su hábitat.
Más de cuatro décadas de especialización
El trabajo consistió en obtener en primer lugar el veneno del alacrán, separar sus componentes e identificarlos químicamente para reconocer aquellos que son dañinos para el humano.
“Al principio estábamos interesados en desarrollar una vacuna sintética que pudiera ser usada de forma preventiva contra el piquete del alacrán”, explicó Lourival Possani.
Sin embargo, al hacer la síntesis química de los componentes, el equipo de investigación se percató de que algunos péptidos generaban anticuerpos que no eran suficientes para contrarrestar el efecto del veneno y fue así que cambiaron la dirección de las investigaciones.
El proyecto en general, que hace referencia al estudio del veneno de alacrán, ha sido a lo largo de 40 años de trabajo, del cual esta patente es tan solo alguno de los resultados derivados de la dedicación en el tema.
“El antibiótico peptídico está formado por aminoácidos que permiten al organismo generar anticuerpos en contra del veneno del alacrán y el objetivo de las patentes es que proteges la invención y la visualización de la aplicación”, mencionó Gerardo Corzo Burguete.
De acuerdo con el investigador, los antibióticos peptídicos de esta clase presentan un mecanismo bactericida diferente a los antibióticos de uso común; esto significa que tienen una actividad microbicida al despolarizar la membrana bacteriana y provocan un desequilibrio iónico en las células.
Una vez que se aplica el antibiótico este se une a las membranas celulares y puede tener dos resultados: el primero es que puede formar poros u hoyos en la membrana celular, así crea un flujo de iones que desequilibra la homeostasis (equilibrio y bienestar) celular, y el segundo es que puede internalizarse en el citoplasma de la célula e interferir con su metabolismo.
Una patente que beneficia a la población
Al tratarse de péptidos que presentan actividad moduladora de un canal celular especial de potasio, estos han sido identificados como una importante pieza en el posible tratamiento de enfermedades autoinmunes como psoriasis, artritis reumatoide, así como esclerosis múltiple.
“Debido a que el modo de acción de los antibióticos peptídicos es un tanto diferente a los antibióticos comunes, entonces los antibióticos peptídicos representan una alternativa para tratar infecciones causadas por bacterias multirresistentes a los antibióticos que utilizamos hoy en día”, explicó Gerardo Corzo.
En lugar de dar a conocer dichos hallazgos a través de una publicación científica, se decidió escribir el trabajo y patentarlo y la UNAM está vendiendo los derechos de las patentes para que empresas exploten la parte comercial y sea llevado a diferentes partes del país y del mundo, afirmó Lourival Possani.
A pesar del apoyo del laboratorio y la intención de comercializar el producto, aún depende de los costos finales de este y de la demanda del mercado. Además, faltaría realizar pruebas preclínicas y clínicas para que tenga acceso libre a la producción y comercialización.
“Personalmente me siento realizado y muy agradecido con la UNAM y el Conacyt por financiar gran parte de las cosas que hemos hecho y siento que le devolvemos a la sociedad un poco de lo que a través de sus impuestos inconscientemente ha invertido en este tipo de investigaciones”, declaró el doctor Lourival Possani.
“Es muy grato demostrar y divulgar el trabajo que realizamos, que la naturaleza nos continúa asombrando y suministrando de material biológico para nuestro bienestar”, afirmó Gerardo Corzo.