Por: Antimio Cruz / Enviado
Mérida.- Un equipo de expertos mexicanos del Centro de Investigación Científica de Yucatán logró identificar, clonar y propagar miles de plantas de coco resistentes a la enfermedad llamada ‘amarillamiento letal del cocotero’ que ha destruido 75 mil hectáreas de plantaciones mexicanas de este cultivo desde su llegada al país, en 1977, procedente de Estados Unidos y Jamaica. Esta plaga representó perder la mitad de los cocoteros que se tenían a nivel nacional e impactó negativamente a 50 mil familias.
Las pequeñas plántulas clonadas, que el próximo año comenzarán a llevarse campos de cultivo mediante convenios de transferencia tecnológica, son el resultado de 20 años de investigación de científicos del CICY, entre los que destaca el doctor Luis Alfonso Sáenz Carbonell quien logró la clonación en laboratorio de las especies más resistentes y ahora multiplicará a estos seres vivos en un nuevo espacio tecnológico llamado la biofábrica, localizada en el Parque Cientifico y Tecnológico de Yucatán.
Sáenz Carbonell, junto a otros investigadores y técnicos de la Unidad de Biotecnología del CICY, desarrollaron un protocolo de clonación que permite producir miles de plantas a partir de un solo ejemplar que tiene las características agronómicas más deseables.
“Hay una variedad de cocotero que se llama Enano verde de Brasil que es muy buena para agua de coco, aunque no es tan productiva a nivel de copra o producción de aceite, como es otro ecotipo conocido como Alto del Pacífico. Esas son las especies que se van a propagar o multiplicar, para agua o para aceite, dependiendo. Se trabajará con plantas muy seleccionadas, lo que les da mucho más resistencia y valor”, explica en entrevista con Mi Patente el investigador del CICY, que es uno de los 27 centros públicos de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Lo que destruye al cocotero es una bacteria que es transmitida por un insecto que se conoce popularmente como ‘chicharrita’ (Myndus crudus).
“Cuando el insecto succiona la savia de la planta transmite el fitoplasma, que es una bacteria muy pequeña que empieza a reproducirse dentro del cocotero. Va matando lentamente a la palma: primero se caen los frutos, luego las flores se necrosan o mueren y las hojas más jóvenes se empiezan a amarillar hasta que se cae toda la fronda y queda el poste nada más”, dijo el doctor Sáenz.
La enfermedad del amarillamiento letal entró al país por Quintana Roo a fines de los años 70 y tardó una década en llegar a Yucatán, el estado vecino. Desafortunadamente, al avanzar la plaga acabó con millones de plantas hasta Tamaulipas. Actualmente ya existen plantaciones infectadas en la costa del Pacífico.
Propagar a las fuertes
En el proyecto para volver a repoblar las plantaciones mexicanas de coco hay un componente importante de laboratorio pues miles de plantas pueden ser producidas a partir de una planta saludable a la que se le toma un fragmento de tejido vivo conocido como explante.
“Tomamos esa parte del tejido que llamamos explante, que normalmente es un tejido que crece rápido y cuando lo ponemos en un medio nutritivo, con ciertas hormonas vegetales, forma una estructura que llamamos cayo. Ese callo es todavía una estructura desorganizada pero eventualmente forma unas estructuras llamadas embriones somáticos que dan origen a las plantas. Eso es el proceso normal que se puede hacer en laboratorio o, ahora, en la biofábrica”, indica Sáenz.
“Afortunadamente todos los pasos de la clonación ya se pueden hacer en la biofábrica, desde la obtención del explante, la formación del callo, la obtención de embriones somáticos y la geminación de esos embriones. Nosotros hacíamos ese proceso en laboratorio a pequeña escala, pero ahora se puede hacer en gran número: mientras en el laboratorio trabajábamos con cien matraces, en la biofábrica se pretende que sean miles de plantas”, agregó.
La biofábrica comenzó a operar a fines de 2015, cuando fue formalmente inaugurada por el presidente Enrique Peña Nieto en el Parque Científico y Tecnológico de Yucatán, a las afueras de Mérida.