“El cáncer de Germaine era como un juego obsesivo y mórbido,
ella esquivaba un golpe pero el siguiente le daba de lleno. También ella
era como la Reina Roja de Lewis Carroll, pedaleando con furia solo para
procurar seguir en el mismo lugar.”
-Siddhartha Mukherjee
Fuente: MARIANO CASTILLO, [email protected], https://www.facebook.com/mariano.castillo.1232. México.
Hace alrededor de 4,600 años, Imhotep, un médico egipcio escribía en sus registros acerca de huesos rotos, vertebras dislocadas, infecciones estomacales con un lenguaje científico y objetivo. Entre estos se encuentra uno que describe:
“Tengo que enfrentarme aquí con un caso de masas abultadas en el pecho; tocarlas es como tocar una bola de vendas, o bien puede compararse a un fruto sanguíneo no maduro, duro y frío al tacto.”
En la sección de sus reportes titulada Cura, escribió: “No hay ninguna.” Este es el registro más antiguo de un cáncer que conocemos. Solemos pensar en el cáncer como una enfermedad moderna y su biografía no es bien conocida en el ámbito popular. El nombre proviene de los registros médicos griegos de la época de Hipócrates, alrededor de 400 a. C.: karkinos, “cangrejo” en griego. El tumor con sus vasos sanguíneos inflamados y abultado le recordaba a Hipócrates un cangrejo enterrado en la arena. Otra palabra que utilizaron los griegos para designar tumores fue onkos, designaba una masa, carga o peso, de ahí tomaría el nombre la oncología. El cáncer es una de nuestras mayores aflicciones y miedos. Tal vez es lo que la tuberculosis fue en el siglo XIX, ambas obscenas, abominables y repugnantes a los sentidos. El cáncer parece extender la muerte de forma perversa y es más la agonía la que la define. El reconocido especialista en la enfermedad, el Dr. Mukherjee la llamó: el emperador de todos los males.
El cáncer es la reproducción descontrolada de células, una célula cancerosa es un instrumento que no se conforma, se multiplica sin cesar dando pie a la formación de tumores que desembocarán en el mal funcionamiento de órganos vitales. En muchos casos no para ahí, evoluciona migrando a otras partes del cuerpo creando metástasis, palabra que significa “más allá de la quietud”.
Independiente a los factores externos, el cáncer es sobre todo una enfermedad del tiempo, relacionada con la edad, podemos encontrar casos durante la historia aunque no eran abundantes como ahora, esto es porque la humanidad no vivía lo suficiente para darle tiempo a formarse. Nuestra expectativa de vida aumentó exponencialmente hace tan solo alrededor de 70 años. Todo el mal radica en errores de copiado en el ADN que ocasionan mutaciones. Podemos hacer una comparación con los pedales de un auto, el acelerador sería un protooncogén, un gen que activa la reproducción celular, y el freno sería un gen supresor tumoral. Si nos cortamos la piel con una navaja se pondrá en marcha el acelerador, al cicatrizar el acelerador dejará de andar (nótese que el freno no se utilizó). Cuando un protoongoén se daña por alguna mutación, es como si el acelerador quedara atascado, este es el primer paso al desarrollo de cáncer, en este caso el freno entra en función y puede detenerlo. Será una batalla de ataque y defensa que si por alguna mutación el freno, o gen supresor, queda apagado, esa célula quedará andando y sin frenos en su reproducción. Es en este momento que una persona desarrolla un cáncer, la célula cancerosa se convierte en una máquina rota y trastornada.
Los avances médicos para curar el cáncer son relativamente nuevos. La ciencia ha logrado ganar algunas batallas a pesar de la mala reputación de sus métodos, pero de acuerdo a las cifras, los remedios contra el cáncer van en progreso y ganando terreno, cada vez más personas tienen acceso a estos. Tal vez para nuestras células el rápido avance de nuestro estilo de vida no les ha dado el tiempo suficiente de adaptarse y ser más resistentes a los cocteles nocivos que nos llevamos al cuerpo. En un relato de un paciente que había vencido la leucemia, escribía:
“En mis textos he tratado de mostrar cuan estrechamente emparentados estamos con otros animales, qué cruel es infligirles dolor y qué bancarrota moral significa matarlos para, por ejemplo, fabricar lápices labiales. Aun así, como señaló el doctor Thomas al recibir su premio Nóbel: «El injerto de médula no podría haber logrado aplicación clínica sin la investigación en animales, primero con roedores y luego con perros.» Esta cuestión me crea un gran conflicto, ya que de no haber sido por la investigación con animales hoy no estaría vivo.”
De acuerdo a los especialistas, tal vez no dispondremos de una cura completa para el cáncer a corto plazo pero será una enfermedad parecida a la diabetes, tratable, controlable y llevadera donde si hacemos nuestro entorno favorable a la salud, una persona con cáncer podrá llegar a la vejez igual que una persona sana.