Por Jordi Farré
Como es bien conocido, los productos farmacéuticos pueden ser patentados. La patente farmacéutica plantea dudas sobre el acceso a los medicamentos que se posibilita a la sociedad y, por tanto, en última instancia, el acceso al derecho a la salud.
La patente protege la utilización en exclusiva por el titular, durante un período de 20 años, a partir de la fecha de la solicitud. Este período de protección puede ocasionar un efecto adverso: la elevación de los precios finales de los medicamentos.
Consecuencia en los precios
Las actividades de I+D+i que deben afrontar las empresas farmacéuticas son muy costosas y merecen ser compensadas. Sobretodo, si se tiene en cuenta que la duración de la patente farmacéutica se “acorta” a efectos prácticos.
Desde el momento de la invención y solicitud de patente, hasta la explotación y distribución del producto en el mercado, transcurren aproximadamente unos 12 años. Eso supone que la duración efectiva de la patente queda reducida de 20 a 8 años. Ese es el argumento que utilizan las empresas para justificar el alza de precios de los medicamentos patentados: la necesidad de recuperar la inversión realizada.
Medicamentos genéricos
El término “medicamento genérico” se refiere a esos medicamentos que se intercambian con los medicamentos patentados, y que inician su producción justo después que haya vencido la patente que los protegía. Nace cuando el medicamento original es ya ampliamente conocido y su seguridad y eficacia han sido contrastadas en la práctica médica, a lo largo de muchos años.
Debe ser equivalente terapéuticamente con respecto al producto patentado, y es sustancialmente más barato que éste.
El fabricante genérico no debe soportar los gastos de I+D+i que sí debe sufragar el fabricante innovador. Por ese motivo, puede ofrecer precios mucho más bajos y competir eficazmente en el mercado.
Evidentemente, los presupuestos públicos de un país verán incrementada su sostenibilidad financiera si optan por comprar este tipo de medicamentos, asegurando los mismos resultados médicos que con los medicamentos patentados.
Problemas en la introducción de los medicamentos genéricos
No podemos olvidarnos que existen multitud de factores que afectan a la comercialización de los productos farmacéuticos y, por tanto, a la competencia en el mercado y al precio final que debe abonar el paciente. Pero, ¿qué motiva las reticencias hacia los medicamentos genéricos? Damos algunos ejemplos.
En algunos países, se ha denunciado las prácticas indebidas de algunas industrias farmacéuticas, que buscan influir decisivamente en la decisión de los médicos por medio de pago en especies, como pueden ser los viajes a prestigiosos congresos, entre otros.
Por otro lado, los esfuerzos publicitarios de las empresas farmacéuticas han conseguido que nazca en el consumidor una alta fidelidad de marca.
El consumidor tiene la sensación que el medicamento de “marca” posee unos beneficios que no posee el medicamento genérico. Se trata de una creencia inducida, sin ningún tipo de base que justifique esas supuestas ventajas o beneficios.
Conclusión
Es de capital importancia que se recurra a mecanismos compensatorios que incentiven el descubrimiento de nuevos medicamentos, revisando los patrones de I+D+i en el sector farmacéutico; dándoles la importancia necesaria para que sigan innovando.
El pilar del sistema de patentes reside en la retribución al inventor, a cambio de la revelación de su invento en beneficio de la sociedad. Por tanto, no debe olvidarse que el bienestar de la sociedad es la base de todo el sistema.
El objetivo debe consistir en encontrar el equilibrio entre los beneficios económicos a la industria farmacéutica, que la motiven a seguir innovando; y el uso de medicamentos genéricos que permitan un fácil acceso a todo tipo de medicamentos, a precios asequibles.
Jordi Farré
Abogado de SNAbogados