AUTOR: Marytere Narváez
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Mérida, Yucatán. (Agencia Informativa Conacyt).- Anillo de cenotes es el nombre con que se conoce a la alineación semicircular de cuerpos de agua que conforman una red cavernosa que se extiende por oeste, centro y este del estado de Yucatán. A pesar de su riqueza geológica, histórica, arqueológica, cultural y turística, actualmente son afectados gravemente por la presencia de pesticidas organoclorados restringidos en diversos países por normas internacionales, como el Convenio de Estocolmo de 2009.
Desde hace ocho años, Ángel Polanco Rodríguez, quien labora en el Centro de Investigaciones Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán (CIR Uady), estudia desde una perspectiva multidisciplinaria la prevalencia de contaminantes y enfermedades emergentes que son resultado principalmente del uso de pesticidas organoclorados en actividades agrícolas de la región.
Entrevistado por la Agencia Informativa Conacyt, Polanco Rodríguez detalló los resultados obtenidos en un proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (
Conacyt), cuyo objetivo principal fue determinar la existencia, tipos y niveles de plaguicidas en once municipios que forman parte del anillo de cenotes, que desemboca por el noroeste en Celestún y por el noreste en el municipio de Dzilam de Bravo.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuál es el impacto de los pesticidas organoclorados en la salud humana?
Ángel Polanco Rodríguez (APR): Los pesticidas organoclorados son contaminantes persistentes en el medio ambiente que pueden bioacumularse en el ser humano. Tienen un alto impacto en la salud pública porque pueden desarrollar procesos neurotóxicos, genotóxicos y cancerígenos ya que son disruptores endocrinos, lo que significa que intervienen o suplantan el sistema hormonal cuando hay una exposición crónica. Por ejemplo, en las zonas rurales, los hombres fumigan en sus milpas y en los cultivos de hortalizas que normalmente las mujeres tienen en sus patios, donde también hay animales de pequeñas especies.
Cuando se tiene la cosecha de maíz, por ejemplo, se guarda dentro de la casa para conservarlo durante los próximos cinco a seis meses, y ahí mismo fumigan, entonces son varios los riesgos y muchos de alto impacto. Aquí es importante conocer los dos tipos de impacto que tienen los pesticidas: de tipo agudo, que puede manifestarse en mareos y dolores de cabeza en el momento en que están fumigando; y de tipo crónico, en el que los contaminantes se van bioacumulando en el tejido graso durante toda la vida y las repercusiones son mucho más severas.
AIC: ¿Cuáles son las zonas más afectadas en Yucatán y cuáles son sus características?
APR: Hay casi cinco mil cenotes distribuidos en el anillo, y la zona donde obtuvimos mayores niveles de concentración fue en la zona del centro —que abarca municipios como Tekit y Tekax—, a la que se le llama zona de recarga, que es importante porque aquí se recarga la corriente durante el tiempo de lluvias.
Encontramos mayor contaminación también en la zona noreste, en municipios como Dzilam González y Buctzotz, e influyen diversas situaciones de tipo geohidrológico. El mayor problema que tenemos es que todo el tipo de suelo que tenemos es muy rocoso, muy permeable, se llama sistema cárstico, y a diferencia de las políticas de otros países con sistemas similares, aquí no hay ninguna normatividad para el control y monitoreo continuo de contaminantes para este sistema.
El estado de Yucatán tiene diversas características que lo hacen vulnerable de manera natural a cualquier tipo de contaminantes, como la alta deforestación —en los últimos 25 años se ha perdido alrededor de 24 por ciento de la vegetación— y, en la zona ganadera del área noreste, hay una serie de fallas y fracturas sobre el terreno, como grietas. Diversos estudios reportan que los cuerpos de agua, incluidos los cenotes, actúan como trampas de los contaminantes y cuando fumigan en las actividades agropecuarias, los cenotes son receptores de cualquier contaminante. Uno de estos es el lindane que se utiliza mucho en la ganadería para baños garrapaticidas, a pesar de estar restringido.
AIC: ¿Cuál fue la presencia de pesticidas organoclorados en estas zonas del anillo de cenotes?
APR: Por medio de cromatografía de gases con captura de detección de electrones, se obtuvieron mayores niveles de concentración en época de secas, con 13.56 partes de millón de heptacloro en Dzilam González y 10.86 partes de millón de lindane en esta área. Los mayores niveles de concentración de pesticidas fueron de heptacloro y lindane en la zona ganadera, que es la zona más vulnerable a la deforestación, el suelo cárstico, alta densidad de cenotes, fallas, fractura y corrientes subterráneas.
AIC: ¿Qué contribuye a que los habitantes de la zona maya continúen comprando estos productos?
APR: Hay algunas trampas porque los que venden estos productos a nivel internacional lo venden con otros nombres, pero el principio activo es el mismo. En la zona rural casi la mitad de la gente es analfabeta, por lo que no siempre saben lo que están poniendo y a veces hasta los combinan. Ellos le llaman “rociar líquidos”, o sea, pesticidas o herbicidas. No usan protección como se requiere, mascarilla mucho menos, si acaso se ponen un pañuelo o un sombrero y playeras de manga larga. Entonces es muy peligroso porque lo están respirando, está entrando por la piel.
AIC: ¿Cuáles son las alternativas ante esta problemática?
APR: En primera instancia, hay que ver el problema de manera integral, hay datos de contaminación en acuíferos, enfermedades por contaminantes emergentes, degradación de medio ambiente, daño a la biodiversidad, hay muchas cosas por hacer. En el aspecto social, hay que trabajar mucho con las comunidades con el fin de llegar a producir bioplaguicidas que no afecten su salud y las de sus familias, y eso se puede trabajar con investigación participativa. Lo importante es seguir midiendo, ya tenemos estos resultados pero hay que ver qué va a pasar dentro de los siguientes años y hay que trabajar de manera conjunta con diversas instituciones.
AIC: ¿Qué disciplinas intervienen en el proyecto?
APR: Tratamos de que sea un estudio multidisciplinario con un enfoque cuantitativo para detectar niveles de contaminantes en el agua, y también con un enfoque cualitativo para investigar cuáles son las percepciones de los habitantes de estas regiones, principalmente de la zona maya. Colaboramos también con biólogos, físicos, químicos, ingenieros y antropólogos médicos de instituciones como la Universidad de Cádiz, Massachusetts Institute of Technology, Università degli Studi di Udine, Università Ca’Foscari de Venecia y Michigan State University.
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