Por Cinthya Flores
La Franquicia Perfecta
En los últimos años la forma de hacer negocios ha evolucionado significativamente. Es por ello que como emprendedores exitosos debemos de tener una clara sensibilidad sobre aquellos factores que frenan la competitividad de nuestras empresas.
Considero que este tema es de gran importancia debido a que cada inicio de un nuevo año es muy común ver cómo tenemos diferentes propósitos, enfocados principalmente a eliminar los malos hábitos. En el libro “El poder de los hábitos”, de Charles Duhigg, se analiza como cada uno de nosotros tenemos diferentes hábitos desde los alimentos que seleccionamos, las cosas en que gastamos, el ejercicio que hacemos y cómo nos organizamos en nuestro trabajo.
Es importante resaltar que este libro explica cómo cada una de las elecciones que llevamos a cabo día con día no son consecuencia de decisiones meditadas. “Son hábitos”. Y aunque cada hábito tiene importancia en sí mismo, con el tiempo todos y cada uno de estos aspectos ejercen directamente un impacto en la salud, la seguridad económica y productividad, entre otros.
“Un estudio publicado por un investigador de la Universidad Duke en 2006, reveló que más del 40 por ciento de las acciones que realizaban las personas cada día no eran decisiones de ese momento, sino hábitos”, afirma Charles Duhigg.*
Lo mismo ocurre en la vida empresarial. Cuántas veces no hemos escuchado a un Director hacer comentarios destructivos, los cuales pueden interferir en las relaciones de trabajo. Por eso, una estrategia competitiva que debe tener bien clara un emprendedor es el posicionamiento, que considera dos factores principales: la calidad de un producto, para que éste alcance o supere lo esperado por el mercado al cual va dirigido; y segundo, una imagen diferenciada y atractiva en la mente de los clientes y de los competidores, misma que deberá estar sustentada por una marca.
Ambos factores impactan en la competitividad de una empresa y le afectan de manera directa, por ello debemos ser muy observadores y analizar el efecto que se tendrá más allá de la eficacia operativa y de la productividad.
A pesar que hoy en día existen muchos servicios de consultoría y apoyo a empresas para acabar con los “malos” hábitos”, muchas organizaciones continúan sin tomar conciencia de estas situaciones que afectan su funcionamiento, sin enfocar sus esfuerzos para crear percepciones diferenciadas en su cartera de clientes actuales y potenciales que les permita tener una ventaja en relación a su competencia.
“…Cuando las empresas se centran en cambiar sus costumbres, organizaciones enteras pueden transformarse. Compañías como Procter & Gamble, Starbucks, Alcoa y Target se han acogido a esta visión para influir en la forma en que trabajan sus empleados, en cómo se comunican, y —sin que sus clientes lo sepan— en el modo en que compra la gente”, señala Duhigg.*
Considerando lo anterior, puedes ver como los hábitos empresariales pueden influir en gran medida en los resultados actuales de la empresa, recordemos que no se trata de pereza o falta de fuerza de voluntad, sino de desarrollar hábitos que favorezcan a la organización, hábitos que deben de ser promovidos desde los directivos y coordinadores de proyectos.
Bibliografía: *Duhigg Charles, El poder de los hábitos, Ediciones Urano.
http://servidor.edicionesurano.com/i_Avance/001000246/Avance.pdf
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