Por Verenise Sánchez
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Desde hace más de 40 años, Rodrigo Medellín Legorreta, investigador mexicano de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se ha dedicado al estudio y protección de diversos mamíferos, principalmente el murciélago.
Por las grandes aportaciones científicas y la labor de conservación que ha realizado, Medellín Legorreta ha recibido diversos galardones como el Premio Gerrit S. Miller que otorga la Sociedad Norteamericana para el Estudio de los Murciélagos. Además de recibir el Aldo Leopold Award, que es el mayor reconocimiento que otorga la American Society of Mammalogists.
Con más de 130 publicaciones, incluyendo más de 50 artículos científicos en revistas internacionales y 40 libros y capítulos de libro, Rodrigo Medellín es a nivel nacional e internacional toda una autoridad en ecología, conservación y diversidad de mamíferos.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el también presidente del Bat Specialist Group de la Unión Mundial para la Conservación narró cómo su pasión por los murciélagos surgió a los 12 años.
Amor por los animales desde la cuna
Como si ya hubiera estado establecido desde el día que nació, desde muy pequeño Rodrigo sintió una fuerte atracción por los animales, de hecho su primer palabra no fue ni papá ni mamá, fue “flamingo”, según lo reportó la madre del ahora multilaureado científico.
Sonriente el científico, oriundo de la Ciudad de México, señaló que cada año pedía de regalo de cumpleaños o Navidad una mascota, un libro de animales o visitar un zoológico.
Fue este interés que sentía por los animales lo que lo llevó a investigar todo sobre el mundo de los mamíferos. A los 11 años ya era un experto en estos animales, para comprobarlo pidió a su mamá que lo llevara al famoso programa de televisión El gran premio de los 64 mil pesos.
“Yo fui el primer niño que participó en ese programa, estaba seguro que lo ganaría, sabía todos los nombres científicos de los animales, su hábitat, tipo de alimentación, geografía, ¡todo!”.
Pese a su avanzado conocimiento, no ganó los 64 mil pesos, llegó a 32 mil y perdió. Sin embargo, consiguió llamar la atención del doctor Bernardo Villa, fundador del área de mamíferos del Instituto de Biología de la UNAM.
El investigador Bernardo Villa consiguió el número telefónico del pequeño Rodrigo y lo llamó para proponerle que en su tiempo libre acudiera a la UNAM para que pudiera conocer más de los mamíferos mexicanos al lado de los principales especialistas.
Así fue como comenzó sus primeros trabajos. De hecho, recordó con gran emoción cómo fue su primer encuentro con un murciélago, en la Cueva del Cañón del Zopilote, en el estado de Guerrero.
“El doctor William López Forment me llevó a su expedición, yo iba con guantes y mi máscara para protegerme, ya bien equipados nos adentramos a la cueva e hicimos algunas capturas, de pronto él me puso en la mano un murciélago vivo, eso marcó mi vida (…) Cuando lo tuve en mis manos me surgieron un montón de dudas ¿por qué tiene así la cara?, ¿por qué tiene los ojos tan grandes?, ¿por qué el ala se le dobla así?, ¿por qué unos tienen cola y otros no?, ¿cuántas especies existen?, entre muchas otras”.
López Forment, que a decir de Rodrigo Medellín tenía paciencia de “santo”, con gusto respondió a cada una de las interrogantes del pequeño. Así, cada vez que iban a una expedición y que Rodrigo veía un animal o planta, el investigador le daba una amplia y clara explicación.
Desde los 12 años y hasta los 18, Rodrigo estuvo trabajando en las expediciones con el doctor López Forment, ya que después comenzó sus estudios de licenciatura en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Era tanto el conocimiento que ya tenía de los animales, que a sus 20 años de edad, Rodrigo Medellín publicó su primer artículo científico.
Diversificación de animales
Luego de que concluyó su licenciatura, Medellín Legorreta realizó su doctorado en la Universidad de Florida, Estados Unidos. “Cuando me fui al extranjero dije ‘con tantas carencias que tiene México, no se puede dar el lujo de tener a alguien tan especializado y que solo estudie murciélagos’”.
Así que decidió ampliar su investigación a los mamíferos en la Selva Lacandona, para analizar la manera en que reacciona esta fauna a la fragmentación que estaba sufriendo esta selva.
Debido a esta diversificación en el estudio de animales, Rodrigo Medellín actualmente tiene alumnos y proyectos de diversas especies de animales en 13 países de cuatro continentes.
Asimismo, es representante de México ante el Comité de Fauna de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Resaltó que es labor del científico trabajar para que su conocimiento no se quede solo en un artículo sino que tenga una incidencia en la sociedad, por tal motivo él colabora en varias organizaciones y programas de conservación como el Millennium Project de las Naciones Unidas como miembro de la Fuerza de Tarea 6: Detener la Pérdida de Recursos Naturales.
“Es lo mínimo que puedo hacer para retribuirle a este país todo lo que me ha dado. A mí me pagan por hacer exactamente lo que me gusta”, expresó.
Reivindicar la imagen del murciélago
Desde aquella ocasión en la que el doctor López Forment puso un murciélago sobre su mano, Rodrigo Medellín no ha parado de trabajar para reivindicar la imagen negativa que en ocasiones tiene la gente sobre este animal por asociarlo a enfermedades como el Ébola.
“Me he dedicado a eliminar la mala imagen del murciélago, porque son uno de los animales que más servicios ambientales ofrecen, por ejemplo, se estima que los murciélagos cada noche consumen 10 toneladas de insectos”, reiteró el especialista.
De tal manera que si desaparecieran los murciélagos, en tres o cuatro meses se acabaría gran parte de las cosechas por las plagas de insectos. Asimismo, se perderían frutas como la guayaba y la ciruela, entre otras, ya que el murciélago es el polinizador de esos frutos o plantas.
Y si eso ocurriera, seguramente México sería de los países más afectados, ya que es el sexto país con mayor diversidad de especies de murciélagos, debajo de Brasil, Ecuador, Perú, Colombia y Venezuela.
Los premios son reflectores
Debido a las aportaciones que ha hecho al estudio científico y la preservación de estos animales, Rodrigo Medellín ha recibido una gran cantidad de galardones y cada vez que recibe uno más es momento de “‘meter el acelerador’ y reinventarse”.
“Cada vez que gano un premio siento mayor presión, porque un galardón es un reflector que está encima de ti y que está llamando la atención. Cuando me dan un premio digo ‘ahora voy a estar en la atención de mis colegas, de mis alumnos, de mis exalumnos, mis amigos y enemigos, yo no puedo relajarme’. Al contrario, recibir un galardón es una responsabilidad de mostrar por qué te dieron el premio, es decir, tienes que reinventarte y subir un peldaño más y demostrar que todavía tienes mucho que dar”, afirma.