La Comunidad de Madrid está estudiando la posibilidad de provocar lluvia artificial, bombardeando las nubes con yoduro de plata, siguiendo un método que se emplea en Israel desde hace más de 30 años. Sin embargo, la siembra de nubes para producir lluvia artificial presenta una serie de condicionantes a tener en cuenta y que han sido motivo de polémica en otros países.
Recientemente han tenido lugar distintos encuentros entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre y el Alto Comisionado para el agua de Israel, Simon Tal y distintos representantes del Canal de Isabel II y de Mekorot, empresa pública de carácter similar al Canala de Isabel II en Israel, en los que se han tratado distintos temas relativos a la gestión del agua como la reutilización de ésta tras la limpieza y microfilrtación en depósitos de arena, la recarga de acuíferos y pozos por inyección de los excedentes, y el bombardeo de nubes con ioduro de plata para facilitar la lluvia entre otros
Según indica el Prof. Aguilar Peris, las primeras investigaciones sobre lluvia artificial fueron realizadas por dos científicos de General Electric en Nueva York, Vincent Schaafer e Irving Langmur, que estudiaban la formación de hielo sobre las alas de los aviones. Las primeras pruebas consistieron en la pulverización de hielo seco en cumulonimbos. Posteriormente, otro investigador de General Electric, Bernard Vonnengut descubrió que el yoduro de plata poseía una estructura semejante a los cristales de hielo, y pensó que este compuesto debería ser mejor núcleo de condensación que el hielo seco. En la década de los 50 y 60 surgieron en Estados Unidos empresas dedicadas a producir lluvias artificiales bajo demanda, que obtuvieron resultados satisfactorios. Posteriormente, se han ensayado otros compuestos para las siembras, cloruro sódico, urea, etc.. El hecho de que se utilizara esta técnica como arma bélica en la Guerra del Vietnam, determinó la aparición de sus primeros detractores. La modificación del régimen de lluvias, los efectos de las sustancias químicas empleadas sobre la flora y la fauna entre otras, son cuestiones que han determinado una cierta reticencia a adoptar una decisión definitiva sobre la conveniencia de utilizar esta técnica.
El proceso es muy sencillo, consiste en localizar nubes de un cierto tipo, bombardearlas con yoduro de plata, bien con una avioneta o desde el suelo por medio de generadores que funcionan como estufas o con cohetes de manera que el agua cristaliza formando copos de nieve geminales que crecen y al llegar a un cierto peso precipitan como nieve o granizo de pequeño tamaño, fundiendo para dar lluvia a menores altitudes. El truco está en sembrar la nube en el momento y lugar adecuados.
En general, la siembra de nubes es un método que se utiliza para eliminar la niebla y nubes en aeropuertos, en este caso se utiliza dióxido de carbono. Quizás, uno de los paises en los que la lluvia artificial es más popular es China donde se ha utilizado mucho en tiempos de sequía. Sin embargo, en el verano del 2005 se atribuyó al bombardeo de nubes las fuertes granizadas que cayeron sobre Pekín y que causaron graves daños materiales en la ciudad. Recientemente, en el mes de Mayo, un incendio que arrasó 8.300 hectáreas de bosque en el norte de China fue apagado gracias a lluvia artificial. Varios cohetes fueron lanzados contra las nubes, causando la caída de una ligera nevada sobre el incendio, según detalló la agencia estatal china Xinhua. En el ámbito de lo festivo, el Ayuntamiento de Pekín ha prometido que bombardeará las nubes los días previos a los Juegos Olímpicos para garantizar que no lloverá en la ceremonia de apertura el 8 de agosto del 2008. En este sentido, la leyenda de que en la Plaza Roja de Moscú nunca llueve durante las celebraciones de Mayo puede deberse al yoduro de plata.