Después de un año de pruebas en una planta a piloto, localizada en Ciudad Universitaria de la UNAM, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y la empresa Green To Energy, presentaron una tecnología adaptada para México y que está lista para ser transferida a comunidades rurales que requieren de electricidad y cuentan con numerosos desechos orgánicos de sus actividades productivas, como olote de maíz, fibra de agave o madera de cafetales.
La tecnología puede adaptarse a diferentes necesidades y permite sustituir la compra de gasolina o diésel gracias al uso y conversión de la biomasa o materia orgánica. Un ejemplo que fue expuesto por la UNAM, SAGARPA y Green To Energy, es que la energía generada por una tonelada de olote de maíz es equivalente a la que generaría una cantidad de gasolina por la que habría que invertir 4 mil 983 pesos.
En las instalaciones de Ciudad Universitaria se están probando tres tipos de planta gasificadora, para 20 y 40 kilogramos de biomasa por hora. Pero estos procesos se pueden escalar hasta 2 mil 500 kilogramos por hora. Para generar electricidad, calor o carbón, según la estrategia que se decida.
Esta tecnología ha estado a prueba en el llamado Centro de Transferencia Tecnológica, el cual, a lo largo de su primer año de trabajo ha recibido a más de mil 500 estudiantes.
El director del Instituto de Ingeniería de la UNAM, Luis Álvarez Icaza, explicó que el proceso central para aprovechar el contenido energético de la biomasa se llama Gasificación, y consiste en quemar controladamente la materia orgánica. Durante ese proceso ocurre una descomposición de materiales que pueden ser usados nuevamente como combustibles, como las moléculas de Hidrógeno, metano y monóxido de carbono.
Dependiendo de algunos cambios que se realizan a la misma planta se puede generar sólo electricidad o una combinación de electricidad, biogás o carbono orgánico para restaurar suelos.
“La tecnología de gasificación no es nueva. Se ha estado probando desde el siglo XIX, pero no prosperó. En este proyecto, la UNAM ha hecho mejoras a algunas fases de la tecnología que ya se usa en otros lugares del mundo. Se ha trabajado bastante en mejorar los procesos de gas de síntesis”, explicó el director del Instituto de Ingeniería.
El proyecto ahora entra en una nueva fase que consiste en atraer el interés de las comunidades rurales para adoptar estas tecnologías. Principalmente en las geografías que son difíciles de incorporar o conectar a la red de energía de la Comisión Federal de Electricidad.
Para instalar estar plantas gasificadoras de biomasa, se realizó una inversión de 10.9 millones de pesos aportados por SAGARPA, mientras que los protocolos de producción fueron hechos por el Instituto de Ingeniería de la UNAM y las pruebas operativas y el modelo de transferencia tecnológica fue desarrollado por la empresa Green To Energy, que se presenta como G2E.
“¿Por qué está la SAGARPA? Porque hemos visto que debemos utilizar el gran potencial que tiene el país; no sólo de las energías fotovoltáicas y eólicas, sino que también tenemos una gran producción de biomasa. Hoy estamos usando sólo el 3.25% de la biomasa y tenemos un potencial para generar energía eléctrica con biomasa, del 97% de las necesidades que tiene el país, pero no las utilizamos; se pierde, se quema o se autoincorpora al suelo”, dijo Jesús Arroyo, director general de Fibras y Biocombustibles de SAGARPA.
CRÉDITO DE LAS FOTOS: Antimio Cruz
FOTO 1: A lo largo de un año, tres diferentes plantas de conversión de biomasa en energía han sido probadas en la UNAM
FOTO 2: Las plantas procesadoras de energía con biomasa pueden ser adaptadas al tipo de biomasa que disponga cada comunidad
FOTO 3: (Izq. a Der.) En la presentación del proyecto estuvieron Daniel Camarena, de Green To Energy; Luis Ávarez Icaza, de la UNAM y Jesús Arroyo de la SAGARPA
Fuente: ANTIMIO CRUZ BUSTAMANTE, Reportero de Ciencia, Tecnología e Innovación, Revista Mi Patente, [email protected], www.mipatente.com