Fernando López/fotografía: willy
Viajar es buscar sorpresas en otros lugares, alimentar la vista y el espíritu con nuevas experiencias, pero pocas veces se puede disfrutar de entornos diferentes en una misma travesía.
Ya sea apreciar modernos edificios, esquiar por algún descenso de montaña nevada, o bien, patinar a lo largo de la costa observando la playa, en Vancouver lo tienes todo. Una ciudad de paisajes y contrastes que sorprenden por su belleza, no sólo de la naturaleza sino de su gente, mientras caminas por sus calles, encontrarás un desfile de rostros y rasgos diversos, donde orientales, latinos, hindúes o europeos entre otros, dan muestra de la amabilidad y calidez canadiense.
Un consejo, ten tu cámara a la mano, pues siempre habrá alguna postal que recordar. Comienza el recorrido por un viaje en el metro o skytrain, uno de los más eficientes por su rapidez y sencillez de sus rutas, una vez en downtown la brisa del mar será la señal de que estás en Cánada place, mientras observas los grandes cruceros en el puerto, conocerás el moderno centro de convenciones por su arquitectura ecológica, una de las preocupaciones principales de la ciudad, no es casualidad que Vancouver sea considerada como la ciudad número cuatro a nivel mundial en calidad de vida, solamente debajo de Viena (Austria), Zurich y Ginebra (Suiza) y empatada con Auckland, (Nueva Zelanda) y en su proyecto de ciudad, la misión es convertirse en la ciudad más ecológica del mundo para el 2050.
A sólo unas cuadras, el tradicional reloj de vapor te indicará que has llegado a “gastown”, donde podrás disfrutar de alguno de los restaurants de comida internacional, de ahí puedes caminar hacia la zona comercial de Robson Street, famosa por sus tiendas exclusivas, o bien por la avenida Granville, una de las calles principales donde encontraras algún festival cultural siempre entretenido, no muy lejos de ahí la biblioteca y el museo de arte, ambos de visita obligada. Otra opción es rentar una bicicleta pues el ciclismo aquí es muy habitual, hay muchas ciclovías seguras y sobre todo agradables, puedes recorrer desde Commercial Drive cruzando alrededor de la costa, por el Science World, hasta el bosque de Staleny Park, donde te esperan los tradicionales tótems, y el acuario de Vancouver, después del relajante recorrido en bosque, puedes llegar a la isla de Granville para perderte entre los colores y aromas que escapan de los muchos alimentos gourmet en el mercado artesanal, tomarte un café mientras observas artistas locales en shows callejeros o visitar galerías de arte y sorprenderte con las artesanías de los first nations. Continúa el recorrido hasta English Bay o en la playa de Kitsilano para terminar el día observando el voleybol playero recostado en sus jardines o troncos en la arena.
Para los amantes del outdoor, el destino es sin duda: Whistler, sede de las pasadas olimpiadas de invierno, y de la experiencia Peak to Peak, donde uno de los teleféricos colgantes más largos del mundo, une las cumbres de las montañas Blackcomb y Whistler, ostentando records mundiales por su longitud (3 kms), altura (436 mts), y por su sistema de elevación continua. Es ahí donde las tribus de deportistas del ski, roller-blade, skate y bmx se dan cita para aprovechar la adrenalina y los paisajes inolvidables que la montaña ofrece, no en vano para llegar cruzas la carretera “del mar al cielo ” (Sea to sky highway).
Para una experiencia inolvidable, revigorizante y divertida en definitiva, viajar se escribe con “V” de Vancouver.